El loft de Lucía, de Aránzazu Vila. Reseña.

El loft de Lucía reseña

El loft de Lucía
Aránzazu Vila
2022
Editorial Letra Minúscula
229 páginas

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El loft de Lucía

“El loft de Lucía”. La segunda entrega de la familia formada por Lucas, Lucía y sus padres, Marcos y Marta, que descubrimos en “La ventana de Lucas”.

Una novela que sin ser larga, ya no podemos llamar corta. Se dice que ambas piezas, son autoconclusivas, es decir, que puedes leerlas sin haber leído antes la primera. Yo no lo recomiendo, creo que es mejor paso a paso. Si llegas a este libro sin antes haber leído «La ventana de Lucas», te vas a perder en las constantes referencias a lo que sucedió en aquella historia y no vas a saber entender a los personajes en su profundidad, que son, a mi parecer, lo mejor de Aránzazu Vila.

Tras haber disfrutado —mucho— de “La ventana de Lucas”, ahora me lanzo con “El loft de Lucía”: mismos personajes, punto de partida conocido, foco ahora descansando en Lucía y no en Lucas como en el primer asalto.

¿Tendrás preparada otra novela con Marcos de protagonista? ¿Habrá tetralogía con una para Marta? Ojalá le podamos preguntar pronto a Aránzazu todas estas cosas.

Como digo, el peso esta vez recae sobre Lucía. En plena juventud, graduada y viviendo lejos de su familia —en Andorra—, se la ve a punto de abrir ese melón de la vida adulta, que nunca sabes si será de paladar dulce o, por el contrario, sabrá tirando a pepino, como el mal melón.

Hay un abundante uso de la analepsis. Unos episodios pospandémicos nos presentan a Lucía, diez años después del incidente de su hermano Lucas. Otros, se remontan al periodo inmediatamente posterior al que cuenta la primera novela. De aquel 2012 se sirve la autora para explicar —de una manera muy consecuente— los personajes que hoy heredamos. Sobre todo Lucía. ¿Es una novela de personajes? No sé si me atrevería a decir tanto, realmente estas cosas quien las puede decir con toda la autoridad es quien la escribió, pero desde luego a mí me parece excelente la construcción de personajes que hace Aránzazu Vila. Los llegas a conocer y reconocer. Siempre digo que cuando puedo anticipar la reacción de un personaje antes de leerla, es que el escritor lo ha dibujado muy bien. Esto pasa con esta autora, y no porque los personajes son planos —al contrario, evolucionan claramente— sino porque conoces sus emociones y sus sentimientos en todo momento. Y todo eso, sin aburrir.

Me gusta el modo de aproximarse a los personajes. Me gustó en el primer libro y me gusta en este. Hay humanidad en la forma de acercarse al personaje que tiene la autora. Vila es capaz de lucir una gran capacidad de empatía con sus creaciones literarias, siendo la clave para que exponga cada faceta de la realidad desde el prisma de cada personaje y en todos resulte creíble. Ya lo dije en la otra reseña: sucede un acontecimiento, y lo ves desde la óptica de Lucía, luego lo vuelves a ver desde la óptica de Lucas, desde la de Marcos, la de Marta… la de todos. Es como si quisiera describirte una situación y te pusiera un circuito cerrado de cámaras enfocando y te diera el mando para que fueras enfocándola desde cada ángulo para tener una visión de 360 grados. Muy conseguido.

El loft de Lucía reseña

Una obra más madura que su predecesora. Mantiene ese estilo de corrección sobria, sin más adjetivos de los necesarios, ni rodeos. En este libro aparecen términos más cultos (como anhedonia). La trama es más progresiva y se cocina a fuego lento, y todo el peso recae en la evolución de los personajes. Es, por así decir, una obra menos de trama y más de personajes (con todas las reservas a esta observación que ya he puesto).

Me encanta la superposición de voces. Ya lo dije en mi primera incursión con Vila y me reafirmo. Me gusta que veamos la misma parte de la historia desde el contexto particular de cada personaje. No podemos hablar de cuatro (o seis si sumamos a los abuelos) voces narrativas, porque el narrador no les concede ese espacio, pero a cambio, es capaz de posarse sobre cada uno para exponer una situación que nos había introducido otro antes. Genial. Es un guiño que me recuerda a “Cumbres borrascosas”, no te digo más.

A ver cómo lo digo sin spoliers: Creo que la autora tiene cierta habilidad para incorporar a sus tramas temas socialmente muy sensibles, —sin resultar moralizante pero sin llevarlos a la banalidad—, y siempre sin perder el ritmo de la novela. En “El loft de Lucía” presenta un tema de acoso con la simpleza y normalidad con la que pueden aparecer en el día a día, lo cual es a su vez terrorífico y realista.

No suelo leer sobre los temas que aborda este libro. Relaciones sentimentales, sanación, diálogo y comunicación efectiva, desatención a las relaciones, asertividad, segundas oportunidades, etc. No está en mis lecturas habituales. No tengo nada contra estas temáticas, simplemente mi historia lectora ha transcurrido por otros derroteros. Por eso, debo decir que Aránzazu Vila ha sido un descubrimiento para mí, no ya por sus libros, sino por su estilo en sí mismo. Es capaz de abordar esos temas sin tópicos ni densas reflexiones, sino como ese susurro de fondo que hace el río cuando caminas a su lado: no te moja, pero se deja notar. La parte trascendente de esta obra, que la hay, es como un sirimiri, esa típica lluvia fina que no te hace abrir el paraguas, pero para cuando quieres tomar conciencia de su utilidad ya estás empapado.

Es un libro para reflexionar. Sobre la comunicación como asidero que evita muchos dramas personales, de pareja o familiares. Sobre el miedo, que provoca lo que teme. Sobre la atención y la desatención, que son las que marcan la diferencia en las relaciones.

La familia. Un libro sobre la familia. Ni perfecta ni bucólica. Una familia. Una obra —dos, más bien—, para decirnos que tenemos responsabilidad directa en lo que nos sucede. Nuestra familia será un entorno tóxico o maravilloso según cómo nos la trabajemos. Nuestra vida será más o menos positiva según nuestras decisiones, actitudes y comportamientos. Un libro que encierra mucho. El individualismo de la responsabilidad propia en nuestro devenir, pero con la apertura necesaria para vivir con los demás y no como un islote.

Lectura amena que no renuncia a un fondo literario. Si tuviera que definir a Aránzazu Vila por lo que le he leído, creo que esa es mi conclusión. Amenidad con mensaje.


Desambiguación de palabrotas:

  • Analepsis: Pasaje de una obra literaria que trae una escena del pasado rompiendo la secuencia cronológica.
  • Anhedonia: incapacidad para sentir placer.
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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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