La ventana de Lucas, de Aránzazu Vila

La ventana de Lucas

La ventana de Lucas

Aránzazu Vila
2021
Editorial Letra minúscula
128 páginas

Se compra en Amazón desde este enlace

La primera vez que leo a Aránzazu Vila. Tres capítulos, —cuatro a lo sumo—, y ya sé que no será la última. Me gusta la trama, me gusta la forma de narrarla y me gusta el estilo.

Cuenta la historia de una familia. Marcos y Marta son una pareja con un pasado marcado por una infidelidad de la que no se han recuperado —queda un poso de desconfianza que la falta de comunicación no hace sino empeorar—, ya sabes, aquello de que la confianza es un cristal que cuando se rompe…

Tienen dos hijos, Lucía y Lucas. Lucía es preadolescente, Lucas un niño todavía en edad infantil. Algo le ha sucedido en el colegio y el niño no está siendo capaz de procesarlo y menos, de abrirlo a su familia y buscar ayuda. Alrededor de ese acontecimiento, gira la trama.

Sus padres están absortos en su propia crisis matrimonial. Marta vive anclada en el rencor de una infidelidad pretérita pero no olvidada, ni superada. Cree ver fantasmas donde solo hay molinos de viento. Marcos, vive entregado a su trabajo y no presta tiempo a su mujer.

Hay muros invisibles malogrando la comunicación. La adolescente Lucía, no cuenta nada de su vida, Lucas no sabe a quién confiar su problema, Marta no expone a su marido sus infundios ni sus dudas y Marcos, no abre huecos en su agenda para dialogar.

Un libro maduro. Habla de la familia, la pareja y la monotonía, la paternidad, la fidelidad y la confianza, la autoestima, la proyección profesional y la conciliación, la educación y la responsabilidad con los hijos, el diálogo y la comunicación en la convivencia, el espacio personal dentro de la vida familiar y de pareja… Desde luego no podemos decir que no es completo en su planteamiento.

Una novela que toca la fibra. Pocas cosas asustan más a unos padres que pensar que nuestros hijos viven problemas graves que no se atreven a compartir con nosotros, incapaces de solicitar la ayuda que ansiaríamos darle sin condiciones.

Narración omnisciente y lenguaje cotidiano. Un libro para ser devorado. El equivalente literario a uno de esos pasteis que te ponen los lisboetas en Belem. Usa un registro coloquial con palabras vernáculas: coñazo, de estranjis…

No le falta ningún ingrediente para ser comercial. Tiene hasta su escena sexual —que parece ya una exigencia de la industria— escrita para paladares femeninos: sensorialidad, atención a factores externos de atrezzo o accesorios, implicación emocional del acto… en fin, algo más allá de lo mollar.

Reseña La ventana de Lucas, Aránzazu Vila

Una estructura muy coherente. La novela parece, incluso en su brevedad, una prenda muy bien zurzida, ningún hilván asoma fuera de sitio, ningún pespunte hace alarde de salirse. Maciza, sólida, consecuente.

Me gusta mucho el uso de las voces narrativas. Sin llegar a ceder el testigo —en forma de personaje que narra en primera persona—, Aránzazu Vila sabe mostrar cada episodio de su relato desde la óptica de cada personaje lo que da una visión poliédrica de cada secuencia que enriquece la misma historia y permite conocer mucho mejor a los personajes, que quedan perfectamente dibujados al lector.

La ventana de Lucas: lo que destaco

Me parece muy bien sostenido el clímax. La autora sabe crear tensión narrativa, de esto no cabe duda. Creo que al ser un libro cuyo eje temático es la familia, cualquier lector podrá conectar con la naturaleza de los problemas que pueblan el texto.

Un libro que te zarandea. Trascendente. Empieza hablando de la importancia del diálogo en la familia y la pareja, la atención a lo importante antes que a lo urgente; la infidelidad; la ruptura; el rencor. Pero también tiene hueco para glosar sobre la familia, la unión y el apoyo, el amor, la resiliencia, el perdón… No me atrevería a tildar de ligera esta novela. Es más, discutiría con cualquiera que lo hiciera. Yo creo que tiene más hondura literaria que muchos éxitos cacareados.

Está bien escrita. Correcta, diría yo. No es esa palabra bella de García Márquez, ni ese corazón latiendo de Lorca en cada renglón. Tampoco esa prosa barroca de ribetes y filigrana como de Prada. Es directa, sencilla y diurética. Sienta bien. Invita a leer. Deja todo el protagonismo al mensaje y en ese minimalismo sin complejos, logra su premio: calar en el lector, como un sirimiri que, discretamente, va empapando mucho más que esa ruidosa tormenta que por indiscreta te hace guarecerte y quedar seco.

Tal vez exista una paradoja: Editorial Letra Minúscula ha editado una novela corta con mayúsculas. Un libro excepcional para entrar en el universo de una escritora que tiene argumentos para estar pronto en ámbitos muy populares.

Pronto iniciaré otra lectura de esta autora. Espero disfrutarla tanto como la que hoy cierro.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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