Una novela que te va a llenar de preguntas. Una historia que te hará pensar mucho.
Si cometes un delito para escapar del infierno, ¿qué eres? ¿Delincuente o liberto? Y también, como dijo Juvenal ¿Quis custodiet ipsos custodes?, es decir: ¿Quién vigilará a los vigilantes?
¿Una vida sin libertad, vale la pena vivirla?
Y la gran pregunta que flota en todo el texto: ¿cuál es el precio de la libertad?
Antes de leer este libro hay que ponerse en contexto.
Los hechos históricos
Georgia, 18 de noviembre de 1983. Un grupo de siete jóvenes georgianos, pertenecientes a la élite intelectual del país, secuestraron un avión Tu-134A de Aeroflot que cubría la ruta Tiflis-Batumi-Leningrado. El famoso vuelo 6833. Su objetivo era desviar el avión hacia Turquía y escapar de la Unión Soviética.
El piloto, Akhmatger Gardapkhadze lo evitó. Realizó maniobras evasivas para impedir que los secuestradores tomaran el control del avión, lo que provocó un forcejeo y varios heridos. Tras horas de tensión, el avión aterrizó de nuevo en Tiflis.
Las autoridades soviéticas enviaron una unidad de asalto especial. Teóricamente para liberar a los rehenes. El operativo terminó con la muerte de ocho personas: tres miembros de la tripulación, dos pasajeros y tres secuestradores. El avión recibió 108 impactos de bala y quedó completamente destruido.
Los secuestradores sobrevivientes, junto a un amigo que les había ayudado, fueron juzgados y condenados a muerte. A pesar de las controversias y las dudas sobre la actuación de las autoridades, la pena capital se ejecutó en octubre de 1984.
Este fallido secuestro aéreo generó una gran tensión entre Georgia y el gobierno central de Moscú. También puso en evidencia las deficiencias en las medidas de seguridad aérea de la Unión Soviética. El caso sigue siendo objeto de debate y análisis por parte de historiadores y expertos en seguridad.
Consulta esta fuente si quieres tener aun más contexto:
es.wikipedia.org/wiki/Vuelo_6833_de_Aeroflot
Trasfondo
Conocidos los hechos, ¿qué aporta esta novela?
Comprensión. El porqué de aquella intentona suicida. La explicación.
Esta novela no quiere contar unos hechos que todos conocemos. Quiere sacarlos de la frialdad de los datos aislados y calentarla a calor de los seres humanos que los protagonizaron. Y consigue ese propósito con sobresaliente brillantez. Turashvili roba la voz a historiadores y expertos en seguridad aérea y la entrega a a personas que querían vivir en un país libre.
«el Estado soviético privaba a sus ciudadanos de los derechos civiles básicos, entre ellos, el derecho a la propiedad. Solo se podía alcanzar la libertad completa, o casi, en la tumba. Las autoridades dejaban de preocuparse por los derechos y libertades de los ciudadanos una vez que estos se encontraban a salvo bajo tierra»
Es una novela descarnada. Sin almíbar. Directa y sincera, para lectores capaces de encarar la verdad sin retirar la vista. Una novela sensible pero no sensiblera.
Estructura
La historia se narra personaje a personaje.
Un personaje, un capítulo.
Te va introduciendo en una trama y en un ambiente. Opresivo, sin horizonte vital, sin libertad.
Conocemos un país difícil de vivir. En esta novela llena de realismo, se dibuja un retrato del que es imposible sustraerse: el de un país donde unos míseros vaqueros valen más que la medicina por la qué desesperadamente clama un bebé con otitis. La pluma del autor es cautivadora. Es fácil perderse entre las páginas hasta quedar sofronizados.
Imposible leer esta novela sin reflexionar. La juventud, esa etapa de la vida en que no hay castigo mayor que el de no poder imaginar un futuro, amagar una vida, proyectar una conquista ni trabajar por algo más que uno mismo.
Estilo narrativo
La novela engancha enseguida. Empieza con una analepsis que está narrada en un estilo conciso, eficaz, lleno de acción y de mensaje.
Es una novela muy trascendental. No da el primer plano al morbo de la cabina de avión, la tensión abordó, el secuestro de la nave… que hubiera sido lo más fácil y lo más efectista. Se centra en los personajes.
Tenemos apenas 177 páginas. Hasta la página 86 los protagonistas no suben al avión. Casi cien páginas se dedican a conocerlos, a presentarlos y a exponer sus anhelos de juventud, sus ansias de vivir y todas las prohibiciones a que se enfrentaban todos los días en las cuestiones más sencillas, más vernáculas y elementales.
Empatizas con los personajes. No hasta el punto de disculpar su abordaje, de tan negativo desenlace, pero sí hasta el de comprenderlos, compadecerlos, ponerte en su lugar y pensar:
- ¿Qué haría yo si me quitaran todas las libertades de que disfruto?
- ¿Qué estaría yo dispuesto a arriesgar en tales circunstancias?
- ¿Me vería tentado como ellos de salir de esa cárcel a cualquier precio?
El autor está muy conectado a la historia. Él no tuvo nada que ver, claro, pero se percibe la identificación con los protagonistas del hecho. En Wikipedia encuentro sobre Dato Turashvili, el autor:
«Participó activamente en el movimiento de estudiantes de la década de 1980 como miembro del club de prensa de la universidad, siendo uno de los líderes de la acción de protesta que tuvo lugar en el complejo del monasterio de David Gareja.»
Wikipedia
Su vinculación emocional a la tierra se palpa. No es un libro liviano, moralista y lleno de tópicos. Es más, no es un libro apto para pieles sensibles. Hay pasajes que te dejan emocionalmente agotado, porque Dato Turashvili no tiene empacho en enfrentarte a la peor cara del ser humano: la del déspota con poder.
En esa habitación oscura del ser humano, hay luces tenues. Por contraste, brillan con mucha fuerza. Testimonios de amistad, solidaridad, compasión, amor, empatía… El ser humano parece hecho de un metal que se forja en el sufrimiento y la represión. Cuando más sufre es cuando mejor brilla. Mostrando ese juego de contrastes esta novela es sobresaliente.
Una novela escrita a piel. Con un estilo tan suave en la forma como contundente en el trasfondo. Belleza para contar el horror. Un libro que transpira literatura por los cuatro costados. Una delicia.
Qué aprendemos
Aprendemos a no juzgar con ligereza. A entender los motivos antes de criticar una acción. Aprendemos que esto no es blanquear una mala acción, sino responsabilizar a quien corresponde. Una novela que es literatura en su máxima expresión: transmite valores, provoca la reflexión, cuenta una historia, explica un contexto y produce placer por la belleza de su expresión.
Esta es una novela incómoda en el plano moral. Valiente. Plantea un dilema ético enorme. Estos muchachos hicieron lo que hicieron: secuestrar un avión. Eso es un delito. Lo era en la URSS y lo es en nuestras democracias. En todas partes y en todo momento desde que existen los aviones.
Pero tenían una motivación: la libertad. El problema es que en su reclamo libertario, murieron inocentes que nada tenían que ver. Cuando una idea vindicativa puesta en práctica acaba con la vida de inocentes, hablamos de terrorismo.
Sin embargo, ¿quiénes acabaron con las vidas inocentes? ¿Los secuestradores o los representantes del Estado al supuestamente liberarlos?
No hay mayor terrorismo que el ejercido por los Estados. Esa es la gran enseñanza de este libro. Quienes ostentan el poder pueden ser implacables desde la impunidad. Siempre nos alertan ante amenazas y dicen defendernos de ellas, pero no hay amenaza mayor que ellos mismos.
Una novela extraordinaria que rinde un homenaje a la libertad. Escrita con un lenguaje vivaz y muy emotivo, Turashvili sabe ser también muy eficaz e incisivo en lo que quiere dejar ver al lector.
Una narración que acerca a la juventud. Esa etapa siempre cambiante pero siempre con un vaso comunicante entre los jóvenes de todo tiempo y generación: las ganas inmensas de vivir.
El autor desliza su visión de su propio país:
«En realidad, nadie hubiera imaginado el veredicto que se dictó, incluso en ese momento, en el país más cruel.»
Esto le da al texto mucha viveza. No es igual el texto de un estudioso desde la distancia, así sea el mayor experto en la materia, que el de un testigo en primera persona. El sabor, los olores, las atmósferas, el lenguaje no verbal, los tactos y los sonidos… todo eso es patrimonio exclusivo de quien escribe lo que ha vivido. Y eso es insuperable. La literatura a piel no tiene rival, verbigracia, el diario de Anne Frank.
Ningún animal es tan peligroso como aquel que está moribundo. Así estaba la URSS entrados los años ochenta. Viejuna, superada, atrasada, vencida, discutida y desmotivada. Agotada. A ese Estado cascado se enfrentaron estos chavales con sus ansias de vivir como ellos sabían que se vivía al otro lado de la cortina de acero.
En esos estertores, fue muy cruel acallando la disidencia. Los tanques en la plaza Wenceslao de Praga algunos años antes tenían el mismo espíritu que los jueces corruptos que dictaminaron la culpabilidad y la suerte de estos chicos que querían volar con destino al mundo racional.
“Cada vez que los políticos han prometido la felicidad a los ciudadanos, estos han acabado saliendo por la chimenea o en el gulag” dice un escritor hispano alemán conocido por todos, Hermann Tertsch. Qué gran verdad, durísima pero cierta, como esta novela.
La edición
Serie R de Navona. De nuevo esta editorial se atreve con un país que no suele copar gran cantidad de propuestas literarias en occidente. Y de nuevo lo bordan. Navona es excelente en la labor de curar novelas hasta encontrar narraciones de las que una vez las lees ya se quedan contigo para siempre. Creo que ya lo he dicho en otras ocasiones pero insisto: alguien en esta editorial lee muy bien y mucho más allá de las tramas.
La edición, en cuanto al formato se refiere, también bien. Lo que ya conoces. Pasta blanda con solapas, cuadernillos cosidos para siempre . Guardas en grosor y color especiales. Punto de lectura propio a juego con la edición. Diseño muy bonito.