Amor sin mundo de Miquel Esteve. Editorial Navona

Amor sin mundo
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Amor sin mundo. Escrita por Miquel Esteve y editada por la editorial Navona. Publicada en 2023.

Una novela que lleva apenas meses en las librerías. Transcurrió cierto tiempo entre que me hice con ella y pude leerla. Si hubiera sabido lo buena que es, habría sido todo mucho más apresurado. Con novelas así, da gusto leer.

Dejo enlace a la web de la novela por si te interesa adquirirla o saber más.

Dos de los mayores filósofos del siglo XX. Hannah Arendt y Martin Heidegger. Profesor y alumna. Amantes. Lo particular de este caso, es que en plena Alemania Nazi, Arendt es judía y por tanto sale expulsada —con suerte— de su páis, mientras Heidegger es un prohombre del sistema intelectual de Hitler, rector de la Universidad de Friburgo. ¿Cómo pudo existir una historia de (¿amor?) entre dos personas en bandos tan opuestos?

Esta es la novela sobre Hannah Arendt y Martin Heidegger. Ignoro si hay más, pero con esta novela quedaremos bien informados del hecho tratado y los personajes permanecerán con facilidad en el recuerdo. Es una novela —ante todo— muy bien contada.

La Historia es un manantial de historias. Así lo demuestra esta novela que pone en prosa la vida de Hannah Arendt y Martin Heidegger.

Ambos filósofos de éxito. Los dos compartieron el horror del sturm und drang nazi, pero cada uno en un bando opuesto.

Amor sin mundo

Esta es la historia de una pareja imposible. Un amor puesto al límite de la controversia.

Ella judía, él nazi. Ella exiliada, él asentado en una Alemania hostil y sangrienta. Mientras Arendt viviá confinante a la muerte en un campo de concentración, Heidegger gozaba de honores patrios como rector de la Universidad de Friburgo durante el III Reich.

La novela comienza en 1949. La II Guerra Mundial terminó cuatro años antes del tiempo narrativo de arranque de esta novela. Hannah ha vuelto a Alemania —vive exiliada en Nueva York— y la conocemos realizando un tour por el país teutón en aras de inventariar los bienes de judíos europeos en una nación que está pagando su deuda con su pasado inmediato.

Mediante analepsis la trama salta. Al 1924 en que Hannah y Martin se conocen; al presente del tiempo narrativo en que conocemos a una Hannah llena de reproches

En pasado se refiere el encuentro de los protagonistas. En el presente de la narración se cuenta el desencuentro con que se miran ahora, acabada la guerra y derrocado el nazismo.

Karl Jaspers es un actante muy interesante. Al principo de la novela mira a Heidegger de manera distinta. El talento sobre la persona. No está dispuesto a renunciar a esa capacidad intelectual privilegiada —pese a lo adversa que por otro lado resulta su amistad— por mucho que Hannah lo conmine:

«Igual que cuando advoqué por él en el informe de la Comisión de Depuración de la Universidad de Friburgo, he actuado asi porque Martin es un filósofo inigualable.
—Y un nazi, Karl, y un filósofo que apoyó a Hitler y condenó a sus colegas porque eran judíos o no pensaban como él! ¿Quieres una lista? ¿Te enumero a todos los alumnos y colegas judíos a los que traicionó?»

Estructura

Hay, como se ha dicho, un juego de analepsis. Es decir, un capítulo dedicado al presente (1948-final) de la narración y un flashback (1920-35) al pasado. Y se van alternando.

Este esquema —muy dinámico— se usa en la primera parte. A partir de la segunda, ya la obra mantiene el pulso en 1950, sobre el reencuentro de los protagonistas. Desde aquí, ya avanzará hasta el final de ambos. No estamos emitiendo adelantos sobre la trama porque ambos personajes son celebridades cuya vida es de sobra conocida. El valor de esta novela, por eso mismo, es entenderlos, no conocerlos.

Hannah Arendt y Martin Heidegger. Una vida. Una relación de altibajos, nunca plena. No sabría definir qué hubo entre ellos, pero es obvio que no era amor. El amor no es un sentimiento —que sería el enamoramiento— sino una actitud. La renuncia propia en pro del otro. No hay nada de eso en Heidegger. Arendt, creo que ni ella misma supo entender cómo y por qué.

La tercera parte es el otoño vital de ambos protagonistas.

Estilo

La novela es muy filosófica. No ya en sus postulados sino en los propios diálogos de los personajes. Es un texto plagado de reflexiones.

Los personajes resultan un tanto endogámicos. Profesores universitarios de humanidades que se relacionan siempre con otros profesionales de su mismo gremio. Esto no es una crítica a la novela ni al autor. Siendo personajes históricos reales, ciertamente su indagación le lleva a notar que el círculo social de Arendt está muy circunscrito a su vida académica. Y así se destila al libro.

Es un texto pleno de grandes reflexiones. Profundas. Sin embargo, tratándose de esto, no aparecen flujos de conciencia ni estilo indirecto libre, que habrían dado piel al relato, que se mantiene en una omnisciencia narrativa por otro lado más que correcta.

A pesar de ser una novela de filósofos, toca tierra. Hay referencias a la cultura pop: Beckenbauer, los Beatles, Simon y Garfunkel, Queen… La verdad es que así se le da a los personajes una apariencia más humana y se hace más digerible la historia.

Ritmo

Los capítulos son muy cortos. Uno en presente y uno de analepsis al pasado en que se trataron Heidegger y Arendt. Cuatro o seis páginas como mucho. Velocidad.

Un libro muy trascendental que se lee con gran facilidad.

Hannah Arendt

Hannah es el personaje central. No hay una dinámica de contrapesos como cabía suponer al iniciar la lectura. Es Hannah. Cómo vivió Hannah su relación con Heidegger, cómo la marcó, cómo fue su éxodo; su matrimonio fallido… Todo lo que se detiene en la novela lo hace para observar a Hannah desde su posición.

Es un personaje controvertido. Víctima de algunos —Heidegger— y verdugo de otros, como su marido Günther Stern al que hizo infeliz y con el que se juntó movida por un interés poco transparente.

Una mujer muy adelantada a su tiempo.

Ella es un personaje muy completo. Me parece mucho más interesante que el de Heidegger. Mientras él diserta sobre el Ser como un disco rayado que acaba de leer Hamlet, ella basa su obra en un contacto mucho más estrecho con la realidad. Se plantea —como pensadora— qué ha pasado en Alemania para pasar de la nación que ella conoció en la infancia y juventud a ese delirio mitómano y megalómano del III Reich.

Duda, —esto es interesantísimo—, de la formación del estado israelí. Considera que hay cierto paralelismo entre lo que están haciendo los sionistas con los palestinos y lo que los propios alemanes habían hecho con ellos. Es una tesis que requiere mucha valentía y más en aquellos años.

Heidegger se eleva tanto que parece no decir nada. Al menos, nada funcional. Obviamente no es así. No es uno de los mayores genios de la filosofía gratuitamente. Pero sus razonamientos parecen conectados con una filosofía que ya queda lejana a este mundo tecnológico y de ciudadanos.

El pensamiento de maestro y discípula toma distancia. Muestra de ello es que deja a Arendt ser su proto lectora. Sin embargo Hannah no comparte sus trabajos con Martin, puesto que el arraigo político y social de los mismos podría dar al traste con ese idilio de boba que trae con un carcamal.

Quizás sería apropiado hablar de dependencia emocional. Hannah Arendt, pasa la mayor parte de su vida cosechando éxitos editoriales —que molestan a Heidegger y que él ningunea—, y sin embargo mantiene un pensamiento permanente para él, que sólo le ofrece una relación disfuncional y un comportamiento muy tóxico para con ella. Resulta curioso que una mujer tan brillante y preparada tenga tan poco control emocional de las situaciones y presente estos apegos tan desequilibrados.

Fue una mujer que sufrió censura. Los rigores de la corrección política también existían entonces. Siempre existieron y siempre existirán. Siempre que haya una idea de lo bueno y lo cierto en una sociedad, habrá una idea de lo malo y lo equivocado. En una colección ensayística de cinco artículos publicados en The New Yorker se pronunció acerca del ahorcamiento de un alto funcionario de las SS: Eichmann. El interfecto, había conocido y tenido parte destacada en la llamada Solución Final por la que se había industrializado el asesinato masivo de judíos. El caso es que en sus artículos, Arendt se preguntó hasta qué punto una persona que carece de conciencia de lo que está haciendo puede responder por ello. Esto se interpretó como un inaceptable blanqueamiento nazi. Pero el colmo fue que anotó la connivencia de algunos judíos con los nazis para llevar a término su exterminio. Esto hizo que toda la comunidad sionista clamara contra ella y la boicoteara. (Anotación: la novela La sombra de John Katzenbach es una novela que glosa sobre este hecho comprobado de judíos que se vendieron al enemigo). En esto también podemos entresacar una lectura para nuestra actualidad: ¿los escritores deben refrendar los valores del sistema o discutirlos?

Martin Heidegger

Eximio filósofo. Privilegiado pensador. Referencia de la filosofía de su tiempo. Hombre caprichoso, veleidoso, voluptuoso… Genio y figura.

Manipulador. Infiel. Un soberbio intelectual. No le importa que lo abandonen como amante, pero se siente ofendido si le dejan como profesor. Así se presenta al personaje.

Es un hombre que conocemos en una manzanilla vital. Tras la guerra, con el fracaso del nazismo muy presente, Alemania inicia un proceso depurativo para limpiar el huerto de malas hierbas resultantes del régimen fallido. Los buenos, también hacen purgas.

Heidegger era una de aquellas malas hierbas. Ahora bien, el apoyo del filósofo a Hitler es de una naturaleza muy compleja y no alcanzaba a los exterminios y soluciones finales. Sin embargo, se le debe contemplar como colaborador porque fue miembro del NSDAP entre 1933-45. Además ocupó un alto cargo —rector en la Universidad de Friburgo— que no era planteable para nadie que no gozase de las simpatías del Reichstag.

Al comienzo de la segunda parte lo veo claro. Heidegger es un gilipollas insoportable, que se aprovecha de las mujeres y que tiene el cuajo de filosofar sobre ponerle los cuernos a su mujer con Hannah, mientras reúne a ambas a la mesa para impartir su clase magistral. Esto lo pensaba hasta que leí las últimas dos páginas del libro.

Es, además, un plasta. Su teoría del Ser, —por excelente que fuera—, aparece en todas las conversaciones, como ese amigo friqui que siempre te mete una cita de Star Wars en la conversación venga o no a cuento.

Es la filosofía de Heidegger hecha novela. El concepto Dasein se refiere a la experiencia existencial única de cada individuo, destacando la idea de que la existencia humana es siempre situacional y contextual. Esto merece que se haga una lectura más a fondo y un estudio mucho más profundo del filósofo que mis nociones básicas, porque —a secas— decir que la vida del individuo se entiende desde su contexto, tampoco nos descubre la rueda. Heidegger explora la naturaleza del ser humano en relación con su entorno y cómo la comprensión de la existencia está vinculada a la conciencia del tiempo y la mortalidad.

Yo ignoro si esa persona, Heidegger, era así. Lo que sí podemos afirmar es que el Heidegger que nos presenta Miquel Esteve es un tipo insoportable, con lo cual, es de aplaudir al autor que consigue que un personaje literario cause una sensación tan viva, por más que esa sensación sea de repulsa en no pocos momentos de la novela.

Otros personajes

Me quedo con Elfrid. La esposa de Heidegger. Ella es una alegoría de la Alemania de posguerra. Desengaño. Puso toda su fe —ciega— en el Fuhrer y Alemania fracasó. Veneró como una fan a su marido Martin, y éste le fue infiel muchas veces. Si Martin Heidegger glosó sobre el existencialismo y la vacuidad nihilista, su mujer bien pudo parangonarse en genialidad si hubiera argüido sobre el asqueo vital. A veces lates con ella, humillada y engañada. Estafada y minusvalorada. Pero cuando abre la boca y vierte alguna de sus opiniones, toda empatía enmudece. Es una especie de Ilse Koch en versión doméstica. Además es una hipócrita de mucho cuidado. Cuando leas el epílogo histórico que añade el autor a término de la novela, te vas a quedar de pasta de boniato.

Trasfondo

No diría que es una novela filosófica. No es algo al estilo de Marcel Proust. Pero sí es una novela que transpira filosofía porque va de filósofos. Claro, si escribo una novela sobre Prost y Senna, no estoy escribiendo un anuario de Fórmula Uno 1988, pero es seguro que vamos a hablar de carreras y circuitos. Pues aquí pasa igual, pero cambiando los cilindros por sistemas de pensamiento.

Sin embargo tampoco diría que es una novela de pasatiempo. Aquí se reflexiona sobre la existencia misma; la fe, la religiosidad, los afectos, el matrimonio, la mujer en el mundo; el cristianismo, la sociedad, el concepto de patria; la lealtad, la redención, el perdón… Es una novela con mucha carga reflexiva.

Idealismos y Existencialismo alemán vapuleado.

El existencialismo alemán tiene dos pináculos: Heidegger y Nietzsche. Para ellos la realidad es anterior al pensamiento. La realidad se impone a las ideas. La vida a los razonamientos abstractos. Hubo ocasión de comprobarlo en la debacle del Tercer Reich o en la de la URSS. Arendt, en sus artículos desde Nueva York, tierra de su exilio, atacaba este existencialismo tildando de solipsismo sus tesis, especialmente las de Heidegger. Este ombliguismo era inadmisible en la nueva sociedad postbélica, ya que las personas adquirieron una conciencia social que las interpelaba a la hora de construir un proyecto de sociedad, sabedoras en carne propia del peso que la sociedad podía tener en la vida del individuo. Las nuevas clases sociales querían protagonizar la sociedad, no dejarla en manos de gurús. Esto había salido muy mal.

También se plantea el tema de la pareja.

Este es central. Heidegger y Arendt, continuaron su relación extramarital siendo completamente sinceros con sus respectivos cónyuges. Sin embargo, Elfride la esposa de Heidegger, a diferencia del esposo de Hannah, no admitía una relación de pareja abierta. De alguna manera Heidegger y Arendt con buena verborrea se la imponen. Y una vez hecho esto se dedican a demonizarla por su reacción, como si cupiese esperar otra. No obstante, te vuelvo a remitir al epílogo histórico.

Consideraban —Heidegger y Arendt— que somos un ser para morir. Que no pintamos nada. Que esta vida no conduce a nada, no sirve de nada. Todo se oscurece al contacto con la perspectiva de la muerte. Y claro, con esas mimbres, no hay freno para imponer la propia voluntad, caiga quien caiga. Total, qué más da si vamos al hoyo igualmente.

La pareja fiel —exclusiva— carece de sentido para ellos. Dejar ser al otro implica darle libertad. A mayores, creen que el amor de pareja antes o después caduca y degenera —o se eleva— a una amistad con momentos eróticos, que diría Antonio Gala.

El mundo como un hormiguero recién arado.

Millones de personas vagaban desarboladas por el mundo —como las hormigas cuando pierden su referencia—, sin país de referencia. Con el planeta pensándose día a día. Buscándose. Con una conquista espacial en ciernes a falta de un panorama más nítido en nuestro planeta.

Un mundo de etiquetas. Quizá el de hoy también lo sea. Alerta. O eras judío, o comunista, o fascista o yankee o cualquiera otro de los muchos epítetos que si te cuelgan, tiene que dar por explicada a la persona toda.

Las celotipias profesionales abundan. También las pasionales. Se habla mucho de celos en esta novela. A profundidad.

Pero es que además, es un libro con valor actual. Viendo todo lo que pasa en Israel y Palestina, en Gaza, uno siente que este libro está en las raíces de todo ese conflicto. Hannah, judía que probó el campo de concentración y el exilio, veía con malos ojos la creación del Estado de Israel, por hacerse sobre el abuso y menosprecio de la población árabe preexistente. En otros episodios, se manifestó más próxima sin embargo. Por otro lado, vemos a muchos judíos estimulados por Europa a salir hacia esa tierra prometida. ¿Se les quería dotar de un territorio propio o se les estaba expulsando con dulzura de Europa? Este mundo daba asco. Lo sigue dando.

Tanto Heidegger como Arendt van modulando sus opiniones, incluso cambiándolas. Hiedegger en el otoño de su vida va a admitir la barbarie nazi en los campos de concentración. Arendt, que permanecerá crítica con la formación del estado de Israel, lo apoyará sin embargo dentro del marco —muy concreto— de la Guerra de los Seis Días. Moraleja: la gente que sabe pensar, contempla todas las realidades desde muy diferentes ángulos, no solo uno. Y experimenta procesos de metanoia.

Una novela de personajes.

Un testimonio literario y vital de que el ser humano no es un plano, sino un poliedro. Y además de tener muchas caras, son incoherentes entre sí. Aquí nos dirá la propia Hannah Arendt:

la incoherencia es el ser humano

No hay rasgo mayor de humanidad que la incoherencia. Costará encontrar respuesta a la gran pregunta de esta novela: ¿Cómo pudo una mujer como Arendt enamorarse de alguien como Heidegger? Algo que pertenece a lo ignoto todavía hoy y creo yo que así será siempre, por incomparecencia de los encausados.

De nuevo un título muy bien seleccionado. En Navona hay gente con muy buen olfato para seleccionar títulos. Saben leer. Cuando las editoriales las componen personas que gustan del hecho literario, se termina transpirando al papel. Una editorial con paladar, cata autores como Miquel Esteve e historias como Amor sin mundo y sabe que tiene que editarlas. De nuevo, sobresaliente.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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