Nuestro secreto más oscuro de Joan Llensa

Nuestro secreto más oscuro de Joan Llensa
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Nuestro secreto más oscuro (2022) de Joan Llensa. Extensión 397 páginas. Publicado por la editorial: El sótano de los sueños.

Mi tercera novela leída de Joan Llensa. Después de “Primer Padre” y de “La carnicera”, me dispongo a leer esta novela donde ya en la portada se subtitula: Todos esconden algo.

Volvemos a Aurora, el Macondo de Llensa. Su Mágina. La ciudad donde todo puede ser creado a su preferencia. Aunque más bien, está a dos muertos de parecerse más a la Derry de S. King. Aurora, vecina de Olot, volcánica como toda La Garrotxa, la única, donde verás el barrio de los yuppies contiguo a un asentamiento de chabolas, porque así conviene a la lógica del relato.

Argumento

Llensa —el escritor que escribe taquillazos— lo vuelve a hacer. En diez páginas de lectura ágil ya tengo:

Una pareja joven en un páramo. Están pelando la pava. En estas andanzas están cuando por detrás viene alguien y golpea al chico con una barra metálica en la cabeza para a continuación rematarlo a golpes en el suelo.

Conocemos a Tiago, el policía encargado de la investigación. Llega al lugar del crimen y encuentra a los forenses haciendo sus cosas de forenses y allí se le informa de que ha aparecido una mochila, la de la chica, quien resulta ser nada menos que la hija del alcalde.

Entre tanto sabemos de Justin. El angelito de mamá llega a casa con la ropa ensangrentada y confiesa a su progenitora —Olivia— que «no quería hacerlo»; aduciendo que a Judith, la niña del alcalde, «No podía dejar que le hicieran daño. Porque ella es mía». Olivia tomará entonces una decisión drástica para proteger a su hijo aquejado de discapacidad mental.

Se nos cuenta más. Al parecer, había también gente de mala condición, del peor jaez, que estaban buscando a los dos chicos del descampado.

¡Ah!, bueno. Y luego también está lo de ese accidente, un atropello mortal que sigue sin esclarecerse. Algo hay ahí encerrado que te toca descubrir porque yo no destripo historias.

Ea. Hechas las presentaciones, y el lector, ya está cavilando. En esto Llensa es un maestro.

¿Qué va a pasar con la hija del alcalde? ¿Qué esconde el alcalde? ¿Quiénes son esos mafiosos que buscaban a los chavales y por qué? ¿Qué pasó realmente con ese atropello?

Aquí hay variedad de personajes. Ninguno es trigo limpio. A poco que avanzas vas percibiendo que todos, absolutamente todos, esconden algún misterio.

Personajes

Perfilados, como corresponde a un thriller que necesita avanzar rápido. Olivia y Delena, madres de Justin y Judith respectivamente. Santiago el policía. Todos ellos se erigen en voz narrativa de los capítulos que cuentan sus avances.

El tratarlos en primera persona, mejora su realismo. Vas conociendo detalles de la personalidad de cada uno, sin entrar en grandes profundidades —el género no cuenta esto entre sus prioridades—, lo cual le da mucha viveza al relato. Te mete dentro.

Estilo

La novela tiene varias voces narrativas. No sé a ti, pero a mí eso me engancha. Voces que se alternan. Un narrador en tercera persona da paso a una narración en primera persona que se cuenta desde el punto de vista de un determinado personaje: Olivia, Tiago… Está genial esta técnica porque te conectas mucho mejor con el personaje; te lo imaginas mejor y, a la vez, no te hartas de la voz en primera persona porque hay capítulos en tercera.

El recurso aporta dinamismo a la novela. Eso siempre lo agradece el lector. Del estilo de Llensa —autor del que llevo ya más de mil páginas leídas— me cautiva una cosa por encima de todas: encontrar literatura en medio del ocio. Un thriller se escribe para disfrutar leyendo una historia. Es el techo del lector de ocio. Sin embargo, Llensa, sin renunciar a esa naturaleza lúdica, incrusta pasajes de voluntad estética. Es decir, no se conforma con decir lo que pasa, sino que tiene intención de decirlo con belleza. Pongo el siguiente ejemplo:

Nuestro secreto más oscuro de Joan Llensa

«Ni siquiera iba a hacer desaparecer las estrías que me provocó el embarazo de Judith. Aquellas líneas claras y más finas me recordaban que era fuerte. Ser madre es más importante que ser una escultura.»

Fijémonos en que eso mismo, pudo escribirse de manera prosaica: “Yo tenía estrías y las otras eran unas Barbies. Pero yo era madre.” Sin embargo, Llensa escoge un camino intencionadamente estético.

Estructura

Capítulos que se suceden en un tiempo narrativo de unos cuatro meses. Primavera a verano de 2019. Cada episodio narra la historia desde el punto de vista de uno de los personajes, que pilota el relato en primera persona para hacerlo avanzar.

Hay alguna analepsis a sucesos que ocurrieron con anterioridad. Rompe la línea temporal lógica y realza ese efecto de mostrar en vez de contar, con el que se bombardea a todo escritor en ciernes en los cursos de escritura narrativa al uso.

Simbolismo

¿Puedo decir un disparate? La novela puede ser realismo mágico y no serlo. No serlo, porque el realismo quiere reflejar un tiempo y un latir social. No es el caso de esta para nada. La sociedad aparece, pero como decorado al fondo, no como argumento principal de la novela. Puede serlo, porque aparecen elementos oníricos y místicos que se entrecruzan con la realidad de los personajes: con su día a día totalmente normal.

Sueños que quieren revelar secretos. Apariciones. Un mendigo que lee las runas en la calle (este breve pasaje, por cierto, es sobrecogedor. Está muy bien escrito).

Sensaciones

Creo que Llensa tiene tomada la medida al thriller. Es más, creo que se la tiene tomada al lector contemporáneo.

Digamos que existen dos lectores: el lector por ocio y el lector literario. El literario es capaz de macerar lentamente una trama y no necesita que estén permanentemente pasando cosas, giros de trama ni sobresaltos. Su lectura cuenta párrafo a párrafo. Busca los simbolismos, el retrato social y acercarse a los personajes. Tiene una mirada más trascendental.

El lector por ocio lee para divertirse. Seguir una trama y dejarse sorprender. No le preocupa una radiografía de la sociedad; no quiere mirar problemas desde un nuevo punto de vista. Quiere ver una película de cine en papel. Con los mismos requisitos: acción, vértigo, ritmo.

La sociedad actual, favorece al lector por ocio. Internet nos ha acostumbrado a leer miles de mensajes cortos al día (quien los lea) en lugar de leer un solo texto monográfico en profundidad. Ese “ciberciudadano”, ese aldeano digital, arrastra ese ethos lector cuando lee una novela. Y Llensa se amolda como un guante a este nuevo lector.

“Nuestro secreto más oscuro” es un thriller. Tiene apenas 300 páginas y sin embargo, está dividido en 100 capítulos más un epílogo. Esto te da la idea: episodios breves, cambios constantes de escenario, de personaje, de narrador, de acción… Y en cada capítulo sucede algo que hace avanzar la trama.

De manual.

Podremos discutir qué género nos parece mejor. Cuál te gusta más o menos. Pero lo que no admite género de duda alguno, es que Llensa, en el género thriller es de lo mejorcito que te vas a echar a los ojos.

Ya es la tercera novela que le leo. Señores de Netflix, tercer aviso, a ver si espabilamos. No será la última. Cuanto más le descubro, más le veo perfilar el género. Pulir y pulir la novela para hacerla más perfecta que la anterior. El escritor en busca del thriller perfecto. Es como un alfarero dando vueltas y vueltas al torno, buscando la forma ideal.

Yo no creo en las categorías perfectas. Hasta el más ocioso de los lectores ama el descubrir la gran literatura. El mayor de los eruditos, también lee novelas que únicamente le prometen diversión, miedo, curiosidad o adrenalina.

Si quieres leer por emoción, Llensa es tu autor.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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