Reseña de Plomo en las alas. Una novela negra de pedigrí.

Reseña de Plomo en las alas
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Novela negra de pedigrí. De las de verdad. Aquellas que miran más al fondo, que no se contentan con el crimen y las pesquisas policiales de rigor. Una de esas que quieren hacernos reflexionar sobre el mal en nuestras sociedades. La novela negra es eso: una novela policial que busca un trasfondo social de denuncia y reflexión. 

Plomo en las alas. Es la tercera novela que protagoniza el comisario Benegas y que en esta ocasión centra el tiro sobre la biocriminalidad. Ya sabes: ingeniería genética, tráfico de órganos, transhumanismo… 

Premisa

Aparece un cadáver mutilado y semienterrado. Las primeras pesquisas no son sencillas: sin cabeza, tronco ni extremidades es casi imposible identificar a la víctima, cuyo ADN, tampoco figura en ningún archivo policial.

¿Quién es esta chica? ¿Qué le ha sucedido? ¿Quién se lo ha hecho? 

En las primeras diligencias, ven algo raro en su útero. Desde aquí inician una investigación alrededor de unas hipótesis médicas que les llevarán por un laberinto de ingeniería celular, bioética y acción criminal.

Estilo 

No es una novela fulgurante. Se queda en el registro más clásico del género policial y negro, sin dejarse seducir por los aires frenéticos del thriller en el que parece que todo tiene que saltar por los aires cada dos páginas o el lector se te va.

Francisco José Jurado es cocinero de fogones a fuego lento. También es cierto que no obtienes a cambio una mayor introspección de los personajes, pero en líneas generales tiene un ritmo fluido pero sin prisa. Una especie de tiquitaca narrativo.

Hay cosas de su estilo que llaman la atención. Resultan singulares:

Interpelaciones al lector: por ejemplo te alude a que todavía estamos en el primer capítulo o cuando dice que un personaje retoma la conversación donde la había dejado al final del capítulo anterior. Esto era muy habitual en algunas narraciones del siglo XIX, pero en el siglo XX dejó de hacerse por entender —quien así lo quiera— que se rompe esa imagen literaria y esa inmersión en la historia, pues parece que el escritor te mete un sopapo y te saca de la historia para decirte: «esto es ficción, no está pasando. Eres tú leyendo un libro en el sofá». Rompe esa invitación a volar que es también la literatura. Pero bueno, no es un impedimento a la trama, que es el atractivo principal de este género. 

Reseña de Plomo en las alas

Pasa igual con  las alusiones autorreferenciales. No son nada indebido, pero creo que sacan un poco de la trama, por lo ya dicho, rompen el hechizo de inmersión que es la ficción literaria y te devuelven a la realidad del tipo sentado con un libro en las manos:

“«Otro día de cojones», mejor dicho, se reconvino el inspector, recordando que así se tituló ya el primer capítulo de la primera novela que lo tuvo como protagonista, y que era el libro que se estaba leyendo en estos momentos en sus escasos ratos libres.”

Otra cosa que me ha rayado mucho: Junt’Andalucía se menciona en varias ocasiones tal como la acabo de escribir, en lugar de su grafía correcta: Junta de Andalucía. No entiendo —no se explica— por qué se escribe así. O es un motivo oculto o tiene una explicación desde la prosodia andaluza. Cierto es que los andaluces no solemos perder el tiempo en decir Junta de Andalucía, y nos comemos el de. A un oído poco entrenado le sonará una sola palabra: juntandalucía. Pero los andaluces no escribimos como pronunciamos. Somos así de chulos. Escribimos un castellano impoluto y lo hablamos como nos da la gana. Si la prosodia es la explicación de ese término, entonces deberían haberse cambiado miles de términos en este libro. Lo dicho, rayado me hallo. Igual se alude al Cort’Inglés a lo que extiendo el mismo comentario. 

Localismos: el autor no pierde ocasión de elogiar o hablar de Córdoba. Quien conoce Córdoba no tendrá problema en entender —ni en compartir— ese delirio. Sin embargo, a veces las descripciones de la gastronomía local, la dificultad de encontrar mesa en sus bares en temporada alta, etc. pueden resultar anticlímax para algunos lectores. Se pueden recortar pero tampoco estamos hablando de exordios de cincuenta páginas al estilo de Víctor Hugo.

Estos localismos, ni me gustan ni me disgustan. Es más, no es importante que a mí me gusten ni me disgusten. Es irrelevante. Simplemente los mencionaremos como elementos —rasgos—de este autor que lo hacen distinto. Córdoba sí que me gusta, aunque formo parte de ese turismo week end —cuando tengo el gusto de visitarla— que denosta el autor en un diálogo interno de su protagonista.

Algún despiste. En la página 159, un personaje huye en un ciclomotor. Se dice que no llegará muy lejos porque es eléctrico y tiene poca autonomía. Sin embargo en la página 170, un pastor encuentra el ciclomotor abandonado “sin gasolina y con un neumático reventado”. 

TítuloPlomo en las alas
AutorFrancisco José Jurado
Año2024
SerieInspector Benegas III
EditorialAlgaida
Páginas238 páginas
GéneroNovela negra
PremioGanadora del VII Premio de novela Policía Nacional

Investigación con células madre 

No llegaremos al extremo de tildarla de novela de tesis. Sin embargo, Francisco José Jurado ha armado muy bien su planteamiento científico alrededor de las fronteras éticas de la investigación con células madre, bilogía molecular e ingeniería genética.

Como ciudadano raso, resulta espeluznante. La premisa de la novela —la científica, queremos decir— es que cuando un óvulo es fecundado por un espermatozoide se forma un embrión. A la semana se convierte en blastocito. Este es el estadio de desarrollo previo a su implantación en el útero materno. Justo antes de que se forme el blastocito, los embriones de menos de una semana o menos, tienen unas células madre muy particulares: pueden reproducirse en cualquier órgano que elijamos. No son una célula madre para riñones, o para corazón, o para piel… son como una célula madre comodín. Es decir, hay células madre adultas y células madre embrionarias, que son las que se pueden convertir en cualquier tejido o dividirse en más células madre. Y está también la cuestión de la proteína telomerasa. Dicho en lengua vernácula, actúa protegiendo los extremos de las cadenas de ADN, de forma que ralentiza su degradación, esto es, frenando el envejecimiento. Es de suponer que esto es lo más próximo que la ciencia llega a la eterna juventud. 

Punto a favor —muy a favor— de esta novela. Aborda una cuestión que es compleja, la explica bien a un público sin conocimientos en la materia (lo cual no es fácil) y anima incluso a profundizar en el tema y tomar conciencia de una realidad que siendo científica, tiene ramificaciones morales, éticas, sociales, jurídicas, económicas… Excelente. Aquí la novela sube un par de peldaños. 

Denuncias al sistema

Por boca de los personajes se deslizan críticas al sistema. Por ejemplo sobre la carestía del Estado garantista y protector:

«Pero lo que de verdad hay es mucho dinero en juego. Y ahí es donde empiezan los problemas. Mira, los Servicios Sociales son una enorme tela de araña que se extiende y ramifica por todos lados, ¡y no exagero! con conexiones desde Bruselas al Gobierno central, pasando por las autonomías, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos porque aquí todos se benefician de la cascada de millones de euros que nos cae encima desde Europa. Por cada persona que atiendes, tantos euros al día; por cada inmigrante ilegal que te llega al país, tantos euros cada mes…»

Se critica también la dinámica de partidos políticos:

«Y me da igual el color o el partido que esté en el gobierno: de izquierdas, de derechas o mediopensionista. Me da igual porque aquí todo el mundo muerde y no suelta su trozo.»

Muy cáustica la visión de los Asuntos Sociales. Obviamente, es el personaje de Paco Palermo el que tiene esa visión, pero la insistencia de su exposición es decisión del autor, ya que Paco Palermo no existe. Según argumenta el personaje la sociedad necesita que haya pobres, miserables y desgraciados, porque de ellos vive toda la “industria” asistencial de la que comen miles de familias.

Para escribir una buena novela negra, hay que pringarse. Hay que entrar de lleno en el lodazal de las ahora muy mentadas cloacas del Estado. Y vaya si Francisco José Jurado lo hace. En concreto, entra en el mundillo de los menas y lo pone patas arriba. Tramas sexuales, tráfico de drogas, abuso de menores y malversación de fondos públicos. Plantea toda esta corruptela diseñada por funcionarios facinerosos de una forma tan sólida que, sin tener conocimiento de ello, él lector queda irremediablemente receloso respecto de las organizaciones tutelares, los centros de acogida de menores, etcétera. Esto también lo estructura con claridad, con sentido y con visos de verosimilitud.

Dos arcos narrativos: menas y biotecnología. Dos contextos muy distintos entre sí y muy bien presentados ambos. 

Es una novela muy interesante. Se aprende mucho y se da mucho espacio a la elucubración del lector como ciudadano.

Gestación mercenaria

En este maldito mundo, el dinero es un dios. No es omnipotente, pero sí es omnipresente. Hasta de algo tan identitariamente humano como el concebir un hijo, se ha hecho un mercado. 

Este libro baja a esos ínferos. Baja, además, con todo. Ciencia, Economía, Sociología, criminología, Derecho y Ética. Una perspectiva rica y bien trabajada. Lo más interesante de esta novela. La precisión con la que dibuja ese mercado negro, salvaje y éticamente imposible.

Reseña de Plomo en las alas

Plomo en las alas es una novela negra auténtica. No es una novela policial que se vende como negra por el tirón comercial. Es una novela alrededor de un crimen pero que apunta a un tema social —o varios— que se denuncian en el avance de la trama. 

Más allá de su valor social, es una novela muy amena. Se lee con mucha facilidad. Propone dos arcos narrativos, —posibles soluciones del caso— que desembocan en una solución que resulta creíble. 

Una buena novela que invita a reflexionar. El ser humano tiene una maravillosa capacidad científica, pero no sabe moderarla. O desarrolla las armas hasta que son una amenaza planetaria; o despliega la biología hasta ser capaz de crear virus que pueden diezmar la población mundial; o avanza en biotecnología hasta un punto de atisbar la inmortalidad, la de algunos, a costa de la mortalidad de otros. 

Esta novela propone pararse a pensar. En la ciencia, que con la ética funciona como herramienta para el bien, pero que sin brújula moral se convierte en un problema mayor que aquel que viene a resolver. 

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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