Reseña Adam Haberberg. La sátira de Yasmina Reza, una vez más, en Anagrama

Reseña Adam Haberberg Yasmina Reza
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Adam Haberberg” es una novela escrita por Yasmina Reza en 2003, y que, con fecha 18/10/2023 ha publicado Anagrama con Traducción Gonzalo Garcés (2023). El ejemplar que yo reseño es una primera edición de Anagrama (octubre 2023). Esta no es la primera vez que este sello editorial se acerca a esta escritora parisina, sino la decimocuarta incorporación a su colección.

Reseña Adam Haberberg

Adam Haberberg tiene cuarenta y siete años. Y está hecho un asco. En las cinco primeras páginas ya sabes que tiene la tensión ocular por las nubes; que mete gatillazos de manera habitual; que su mujer pasa de él —y que le es hostil— y que ha escrito una novela que no gusta a los críticos ni a él mismo, ya puestos. Un fiasco. Pero el tipo no es nada humilde. Y ahí le atiza la autora con toda la artillería.

Escritor ilegítimo. Adam es un “machaca” que escribe libros anónimos de baja calidad (o nula) para vender en quioscos de aeropuerto. Libros que ni se firman. Padre de familia ilegítimo, violento, impotente, insoportable. Hombre ilegítimo, es el corolario más adecuado.

Pronto notamos que tiene una crisis de la mediana edad. No una pequeñita, una del tamaño de Júpiter. Por ejemplo, le preocupa más su diagnóstico médico, por lo que supone en términos de envejecimiento que por las propias implicaciones de salud que puedan derivarse. Envejecer y morir le aterran. En esta novela evoqué constantemente el poema de No volveré a ser joven de Jaime Gil de Biedma que os he dejado al final del post.

Haberberg tiene una megalomanía digna de preocuparse. Se ve a sí mismo como un escritor maldito, cuando en realidad solamente es mediocre. Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé y él. Menudo patán.

Conocemos a Adam cuando está en un zoológico. Pasa el día mirando esos bichos convictos. Sentado en un banco a resguardo de la vida. Se diría que, asqueado de la vida. En esas que aparece Marie-Thérèse, una vieja conocida de su etapa estudiantil. La mujer vende artículos de merchandising en el zoológico. Era una alumna gris, una chica que pasaba desapercibida. Los americanos dirían que no era popular.

El caso es que hablan. El recuerdo de aquella chica inadvertida de la etapa adolescente está muy desdibujado en la mente de Haberberg. En su declive, a Adam le parece un alivio de contingencia. Marie-Thérèse, que también lleva una vida de fracasos sentimentales, le ofrece ir a su casa.

Durante el trayecto, Adam repasa su vida personal, literaria, etc. Al llegar al apartamento de Marie-Thérèse más aun. Poco a poco, se va dando cuenta la vacuidad de su vida. Su antigua compañera es un ancla al pasado, que es una atalaya para contemplar con mayor viveza el paso de los años y la fugacidad del tiempo. Justo lo que peor lleva Haberberg. Los cuarenta —ya usé esta metáfora en otra reseña— son el pitido para el descanso del primer tiempo. Sabes que vas a jugar la segunda parte. El final. Te queda tiempo por delante, pero ya menos del que has disputado. Es importante acertar en cada jugada, porque el tiempo se está acabando y puede ser definitivo. El segundo tiempo se juega muy condicionado por cómo has vivido el primero. El descanso exige un análisis crítico, autocrítico y certero del primer tiempo.

Estilo

Narrador en tercera persona. Mucho uso del estilo indirecto libre, que te permite acercarte a Adam Haberberg en un grado de intimidad muy intenso. Abunda tanto en el recurso, que parece narrador en primera persona.

Hay una gran fluidez. El texto va rodando con ritmo, aunque no es una lectura fácil, sino que obliga a mantener la concentración porque las ideas van apareciendo a borbotones y los saltos del flujo de conciencia son muy pronunciados.

Yasmina Reza escribe muy bien. Es una apreciación tan breve que podría parecer ramplona, o de gruppie, salvo que se argumente: no es fácil escribir más de cien páginas en flujo de conciencia casi permanente y no cansar al lector a la vez que hilvanas una historia, —poco revirada, eso sí— que va avanzando.

Trasfondo

Al fondo de esta novela descansa Yasmina Reza. Se queda en la gloria soltando sopapos a propios y extraños.

Para empezar, los críticos literarios se llevan lo suyo. A cuenta del fracaso literario de Adam Haberberg se lee:

«Su amargura es repugnante, le había dicho Goncharki a Haberberg, y sus dudas lo son más aún, a usted le perturba ser rechazado por los mismos a los que repudia, está usted abiertamente desesperado.»

Parece decirnos la autora lo que piensa. Que el literato desprecia la mirada del crítico sobre su obra, pero a la vez, es mendicante de su aceptación. Menos mal que un servidor no es crítico sino reseñador.

Se es menos escritor cuando se depende de las ventas.

La personalidad del escritor. Sobre este aspecto se indaga mucho en la novela. Adam Haberberg es un narcisista, un inseguro y un egocéntrico no correspondido por su talento:

«El verdadero escritor no reflexiona sobre la literatura. Al verdadero escritor le importa un bledo la literatura. Él había querido sobresalir, lo cual es otra forma de exponer el propio yo en la plaza pública. Lo sabía: le había faltado humildad»

Personajes que escriben tras el dinero. Así atiza Reza a la literatura comercial, libros de quisco para ella, puesto en boca de sus personajes, claro.

Tiene un punto amargado que aflora lo peor de él. Un tipo machista, que comenta de manera despectiva los pechos de su mujer con sus amigos, pero que se vuelve agresivamente celoso si ella insinúa —a resultas de la ofensa— que a otros hombres sí le parecen bien. De aquí se monta una escena con amagos violentos que sustentan mi afirmación. A mí no se me hace entrañable, he leído reseñas por ahí que dicen que llegas a empatizar con él, a tomarle cierto afecto al personaje. No me ha pasado. Creo que la autora no quiere construir ese tipo de personaje antihéroe al que apreciamos.

El ego literario también se asoma a la novela. Nadie mejor que un escritor o escritora para describir ese elemento, por cierto. Lo que se viene a decir es que no todo el mundo tiene condiciones para escribir. Para escribir a nivel de éxito, supongo que querrá decir.

Cada personaje aporta elementos de juicio a la autora. Por ejemplo, en la cena improvisada en el apartamento de Marie Thérèse, que representa casi un sesenta por ciento de esta novela breve, ambos personajes confrontan sus realidades. Adam, sigue casado dentro de un matrimonio que no marcha bien. Thérèse vive sola, ya salió de una relación disfuncional. Adam queda pensativo ante la vida de su excompañera de juventud; su soledad, su aislamiento, su libertad. El lector percibe otra realidad: Marie Thérèse no está libre, está sola. Llena su vida tratando sus electrodomésticos como compañeros de vida. Hay un cierto punto de trastorno en ese comportamiento.

Esto nos lleva a esta cita famosa de Charles Bukowski:

«Y cuando en las mañanas nadie te despierta. Y cuando en las noches nadie te espera. Y cuando puedas hacer lo que quieras … ¿Cómo le llamas a eso? ¿Libertad o soledad?»

La autora nos da un espectro amplio. Nos ofrece distintas caras de la misma moneda. Nos hace pensar. No es descaradamente favorable a la vida familiar ni tampoco abiertamente hostil al matrimonio. No es partidaria del individuo aislado en su burbuja, ni lo contrario. Expone los elementos sobre el tapete y el lector lee entre líneas y reflexiona. Literatura.

Lo mejor de la escritura de Yasmina Reza: sus diálogos. Me recuerda mucho a J.D. Salinger por la forma en que convierte un día en la vida de su personaje en una aventura. Puede escribir con habilidad, ya sea con voz de hombre o de mujer.

Reseña Adam Haberberg Yasmina Reza

Conoces a sus personajes como si fueran reales. Nunca hay un paso en falso en las voces de Reza o en su elección de ellas. Los asuntos cotidianos de sus personajes suenan verdaderos y son interesantes. En la novela, “Adam Haberberg“, Reza hace avanzar la historia a un ritmo agradable y relajado. La tensión hacia el final de esta novela es extrema y se maneja de manera realista. Este es un libro reflexivo, bien escrito y reconocido por mí como una buena novela de corte realista y muy psicológica también. Emanaciones existencialistas.

Novela no de trama sino de personajes. Adam Haberberg es un gruñón, cáustico y fracasado del que Reza traza una caricatura y con ella, se ríe de Haberberg tanto como de los escritores advenedizos, oportunistas y que perecen en el olvido.

Este libro es la larga noche del alma del escritor. Un hombre de mediana edad —cuarenta y siete años— cuya salud ha doblado ya la esquina que enfila la última calle de su paseo: la de la vejez y la muerte.

Una esposa hostil. Dos hijos pequeños. Un pasado prosaico y presagioso de un adulto del montón… Todo es sátira y crítica del postureo de literato, más preocupado por la pose que por su propia obra.

Yasmina Reza. He descubierto una vez más a una autora excelente que dispara a dar.

«No volveré a ser joven» de Jaime Gil de Biedma

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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