La bailarina es una novela breve escrita por Ōgai Mori en 1890 y que está dentro de la Colección pequeños placeres de Ediciones Invisibles. Una colección de títulos, no sé si decir menores, pues su calidad cuando los leo me afea el adjetivo, pero tal vez sí, menos reconocidos en la bibliografía de autores consagrados.
Esta vez hablaremos de La bailarina de Ōgai Mori.
Ōta Toyotarō nos narra en primera persona. Estudiante destacado en Japón, pronto es enviado a Prusia en misión diplomática. Allí se verá deslumbrado por el contraste cultural entre lo que ha conocido y lo que encuentra en Alemania.
En este punto es muy autobiográfica la novela.
Ōta debe estudiar Derecho en Alemania. Estudiar las leyes prusianas e informar de los rasgos aprovechables de su articulado al Japón. Pero pronto, la literatura llama a su interés. Exactamente igual que el propio autor, que viajó a Alemania siendo joven para continuar sus estudios de medicina y quedó seducido por la literatura occidental.
Nos cuenta las dificultades de adaptación. Las de socialización.
Y aparece el amor. Ōta conoce a Elise, de la manera en que se conocen tantos amantes de las novelas decimonónicas: en la calle. Fortuita y azarosamente. Como Cosette y Marius. Cómo Swann y Odette. Ōta pronto pierde su brújula por Elise. Desatiende sus estudios y es relevado en su cargo. ¿Permanecer sin nada en Alemania o volver a Japón oliendo a fracaso?
¿Apostará por volver a la paternal comodidad en Japón o por descubrir qué plan tiene para él destino?
¿Es la vida un salto adelante y siempre a ciegas? ¿Sólo hay premio para quien se atreve a volar?
Estilo simple y directo
Estilo muy occidental. Moderno también. Es muy fácil leer esta obra. Un par de hipálages, un texto que es comedidamente lírico… se lee en nada y se entiende con claridad.
No hay grandes alardes esteticistas. Narrador en primera persona, historia que avanza con la rapidez y constancia que exige la brevedad global del libro.
Subtexto
¿Cuál es la hermenéutica de esta brevísima pieza? ¿Qué nos quiere decir Mori?
Que hay que educar el carácter. Es necesario para controlar el temperamento propio y el de los demás. Las personas con un carácter débil siempre están a merced de los demás: son sus marionetas.
Las personas sin un carácter fuerte, tienen dificultades para encontrar su lugar en el mundo. No se debe confundir carácter con temperamento.
Contexto y temas
Esa Alemania decimonónica. Un país culto, una población con acceso a la cultura y el conocimiento, tal vez no como ahora, pero sí un primus ínter pares de su tiempo.
El protagonista, un joven japonés en Alemania, se enfrenta a la tensión entre sus deberes hacia su país y su atracción por una bailarina europea. Este conflicto interno es central en la narrativa. He leído a quienes interpretan esta novela de esta manera: la lucha entre el deber y la pasión, un tema recurrente en la literatura japonesa. Yo no creo que aquí haya un dilema deber-pasión, sino una bochornosa perversión del concepto del deber, que solo es posible a partir de la personalidad del protagonista: egoísta y pusilánime; débil y falto de carácter; irresponsable.
Una alegoría del Japón de su tiempo
El Japón meiji quiso abrirse al mundo. Trató de entenderlo y de encontrar su lugar en el mundo. Y chocó. Sus arcaicos ideales medievales no maridaban con la libertad y el individualismo europeo.
Ōta representa a ese Japón maniatado por sus prejuicios atávicos. Elise representa al mundo occidental: frívolo y grácil, libre y un poco inconsistente, pero que ofrece gran felicidad a Ōta.
Ōta tiene sus anhelos de realización en su concepción japonesa, pero Japón solo le ofrece trabajo y más trabajo. Nunca se preocupa de él emocionalmente. Es un país frío, de producción. Un país de lacayos.
Esta es la denuncia que hace Ōgai Mori: Occidente tiene cosas buenas para enseñarnos. Sin duda es un alegato que le pasaría factura, porque en Japón su literatura se consideró demasiado invadida de vicios europeos y fue anatematizada.
El autor

Ōgai Mori (1862-1922), cuyo nombre real era Rintarō Mori, fue un destacado escritor, traductor, médico militar y crítico literario japonés del período Meiji. Su legado abarca múltiples facetas, consolidándolo como una figura clave en la modernización de la literatura japonesa.
Aspectos destacados de su vida y obra:
Multifacético:
Fue pionero en la introducción de la literatura europea en Japón, traduciendo obras de autores como Goethe, Ibsen y Hans Christian Andersen. Esto le costó la reacción adversa de los más conservadores y cerrados estamentos japoneses.
Su producción literaria incluye novelas, cuentos, obras de teatro y poesía, abarcando diversos géneros y estilos.
Además de su carrera literaria, alcanzó el rango de general en el Ejército Imperial Japonés y ocupó cargos importantes en la administración pública.
Contribuciones literarias:
Es reconocido por obras como «La bailarina» (舞姫, Maihime), «El intendente Sanshō» (山椒大夫, Sanshō dayū) y «La barca del río Takase» (高瀬舟, Takasebune), que exploran temas como el conflicto entre la tradición y la modernidad, la identidad individual y la condición humana.
«Vita sexualis«, una de sus novelas más polémicas, que fue censurada en su época.
Influencia:
Su obra tuvo un impacto significativo en la literatura japonesa moderna, influyendo en generaciones posteriores de escritores. El enfoque en la psicología de los personajes y su estilo narrativo innovador marcaron un antes y un después en la literatura de su país.
Legado:
Mori Ōgai es recordado como un intelectual brillante y un escritor prolífico que desempeñó un papel fundamental en la modernización de la cultura japonesa. Su capacidad para combinar la tradición japonesa con las influencias occidentales lo convierte en una figura única en la historia de la literatura mundial.
Ōgai Mori fue un intelectual y escritor excepcional que dejó un legado duradero en la literatura y la cultura japonesa. En España no hay muchas oportunidades de hacerse con su obra más representativa. Gracias a los Pequeños Placeres de Ediciones Invisibles, ahora es posible encontrarlo con facilidad.
Hace nada que lo he leído. He sido capaz de ver lo que señalas, pero creo que lo he leído en un momento algo inadecuado. Me ha influido demasiado lo que ocurre en la obra, ese final me dejo rotísima y eso marcó, con un gran peso, mi experiencia lectora (hay veces que me cuesta separar lo que me provoca una obra, si es muy desagradable para mí, de la experiencia literaria general). Necesitaba otro tipo de historia en ese momento y lo único que conseguí con esta lectura fue sumar más rabia e impotencia a mi día. jeje.
Pero igualmente, totalmente de acuerdo en que lo que se deja ver es la debilidad de una personalidad que actúa bailando el agua según le indiquen y convenga, dejando mucho que desear en sus actos.
Un abrazo.