- Secuestro en Oxford
- Cara Hunter
- 2021
- La traducción es de Miguel Alpuente 2024
- La edición de Duomo Ediciones es de junio de 2024
De qué va (Sinopsis de la editorial):
Las apacibles calles de Oxford se convierten en el escenario de un crimen, en concreto, de un secuestro. Han atacado a la joven Faith Appleford. Le han colocado una bolsa de plástico en la cabeza, la han llevado a un lugar aislado y… ha logrado escapar de puro milagro. La agente Erica Somer está convencida de que Appleford conoce la identidad de su secuestrador, pero se niega a revelarla durante el interrogatorio. Ante esta situación, las autoridades tienen las manos atadas y no pueden hacer nada más. Sin embargo, el inspector Adam Fawley no está dispuesto a dejar escapar a un secuestrador que volverá a atacar en cualquier momento. Quizá su siguiente víctima no corra la misma suerte que la joven Faith Appleford.
Cara Hunter construye otro impactante thriller protagonizado por el inspector Adam Fawley, que nos lleva a las calles de Oxford, donde una sombra se mueve y continúa al acecho.
Es una novela de la que han hablado otros escritores:
«Absorbente.» Ian Rankin
«No podrás dejarlo.» Peter James
«Fascinante.» Shari Lapena
Mi resumen
El inspector Fawley recibe una llamada. Ha aparecido una muchacha con evidentes signos —heridas, magulladuras, estado de ansiedad—, de haber sido, si no violada, violentada cuando menos. Ella se niega a denunciar ¿por qué?
Un taxista la recoge en un estado calamitoso. Es él quien alerta a la policía. Pero la muchacha rehúsa denunciar a pesar de lo obvio que resulta todo, insiste en que ha sido una chiquillería que se ha ido de las manos.
Los policías perseveran en sus indagaciones. Pronto, descubrirán un secreto muy íntimo de la víctima que puede elucidar el motivo de su negativa a presentar denuncia.
Pero necesitan que hable.
Y poco a poco van haciendo avances. Aprenderán que existe una tipología de páginas web, que se conocen como “incel” contracción de célibes involuntarios, es decir, tíos que están deseando fornicar, pero que no se comen un rosco y por ello, han desarrollado una misoginia de niveles delictivos.
A los pocos días, aparece una segunda víctima. Esta vez, mortal. Vive a escasos metros de la primera ¿Quién está cometiendo estos crímenes?
La autora nos introduce en una investigación vertiginosa. Baraja múltiples opciones y todas perfectamente posibles, de modo que el suspense invade al lector y lo obliga a leer sin parar, perseguido por la gran pregunta: ¿qué pasó?
Y de ahí en adelante, sigues tú.
Situando la obra
Esto es un thriller. Hay quien puede decir que es novela policial, por tema lo es, novela negra no encajaría aquí, pues no salta a perfilar ningún tema social de su tiempo. Pero tiene un ritmo narrativo y sintáctico tan acelerado que le sale el ADN thriller por todos los poros.
Novela de entretenimiento, no literaria. La intención es emocionar al lector, divertirlo, engancharlo, ponerlo nervioso, abstraerlo, sorprenderlo… Es decir, la literatura que busca producir reacciones emocionales, no intelectuales. Ahora bien, esto puede hacerse bien o mal, y Cara Hunter hace tiempo que demostró que maneja este registro a la perfección.
De hecho, la autora ya tiene otras novelas exitosas:
- ¿Quién se ha llevado a Daisy Mason?
- El sótano de Oxford
- Fuego en Oxford
Una escritora precedida por cierto éxito. No deja de sorprender que hayan tardado tres años en traducir esta novela al español.
Autocontenida y autoconclusiva. No es necesario haber leído ninguna de las anteriores para leer Secuestro en Oxford con total comprensión.
Con estos apuntes, ya la tenemos ubicada.
Estilo
Thriller. Con todos sus complementos y colgantes. Acción constante, capítulos cortísimos o cortos, frases breves de esquemas sintácticos estándar. La forma plegada al fondo. La literatura al servicio de la trama.
En estas obras, el brillo está en otra parte. En la trama, los giros, las técnicas que llevan al lector a esperar una cosa y le dan otra que no habría imaginado. Esto es lo que hace Cara Hunter. Puede parecer simple —no es Marcel Proust—, pero hacerlo así de bien no está al alcance de todo el mundo. El que critique, que pruebe.
El narrador alterna. De uno en tercera persona a uno en primera persona homodiegético, que es el propio Adam Fawley. Este dinamismo unido a microcapítulos y a una acción constante, te mete en la obra para que se lea en dos ratos, a pesar de sus buenas 477 páginas.
La autora es brillante en varios elementos:
- Ritmo narrativo
- Tensión narrativa
- Giros de la trama
- Variedad de arcos narrativos que se entremezclan
- Cliff Hanger o dejar al lector en un punto de clímax alto al final del capítulo.
Son todo elementos consagrados a la trama. Es decir, no se afana tanto en describir al personaje, los espacios, las imágenes literarias o las metáforas, el lenguaje figurado, etc. Ella brilla en todo lo que haga correr la historia.
Acción sin límites. Una novela que yo enmarco en el género policial, más que en la novela negra.
Cara Hunter deber ser un desafío al editor. Introduce muchas referencias distintas al texto seguido: carteles buscando colaboración ciudadana que aparecen maquetados en la edición, hilos de Twitter, informes policiales en tipografía mono, noticias de prensa… una novela con una maquetación especial, que es todavía más atractivo y ameno. Una autora poseída por el vértigo a la hora de contar su historia. Realmente muy buena.
Trasfondo
La novela trata el tema de la transexualidad. Las dificultades para huir del estigma.
También aborda el asunto de la condición de víctima. Su opción de denunciar o no lo acontecido, palidece cuando no hacerlo implica dejar suelto a alguien que podría ser potencialmente peligroso para otros. Un enemigo público que su condición de amenaza colectiva, legitima al poder coercitivo del Estado a actuar de oficio. Sin embargo esto no es posible mientras la víctima tenga la última palabra sobre si presenta querella o no.
Otra enseñanza que aprendemos en esta novela: Los peores monstruos que amenazan nuestra sociedad, son a menudo hijos de sus pecados. Ese chico al que hacen bullying puede madurar y salir de esa situación con una personalidad extraordinariamente fortalecida; puede sucumbir y suicidarse; o puede salir convertido en un peligroso monstruo lleno de rencor.
La vida pública y la privada en las personas. Cómo esto puede ser fuente de tensiones o para el individuo. Tanto el protagonista, Fawley, como la víctima principal, Faith, viven ocultando partes de su vida a la masa pública. Esto les procura una dosis de estrés considerable. A pesar de ser una novela de acción, tiene elementos reflexivos. El juicio público es una guillotina que tememos ver caer sobre nuestras cabezas. Y además, la novela habla de dos juicios públicos: de un lado, el aparente, tolerante y buenista donde todos somos queridos y aceptados en nuestro ser; de otro, el juicio en petit comité
Hay una crítica no velada a los medios de comunicación. A los medios actuales, claro. En un momento dado la gente empieza a postear en redes sociales comentando que ha desaparecido una chica en Oxford. Un medio se mete en el hilo y pregunta qué saben; de inmediato, sin el menor ejercicio de contrastar, el medio publica como noticia lo que ha pescado en las redes dos minutos antes.
Una mirada de alerta sobre la juventud. La sociedad que hemos legado es un paseo entre leopardos para muchos adolescentes: sobreexposición a la sociedad por conducto digital; sobrevaloración de la imagen, la popularidad o el éxito; hipersexualidad generalizada; adolescentes con acceso fácil a ingente cantidad de pornografía; sobreerotización de numerosas parcelas de la vida: el cine, la literatura juvenil y general; la publicidad, la música, la cultura…; un culto desmesurado del cuerpo; un materialismo patológico… Una exacerbación de la vida material que corre paralela al empobrecimiento de la dimensión espiritual del ser humano, y que resulta en situaciones y esquemas sociales como los que fondean en este mar que nos presenta Cara Hunter. Desatender esa faceta de lo humano, nos lleva a donde estamos: una sociedad con más suicidios juveniles que nunca; con más violencia que nunca y con una juventud menos estimulada y proyectiva, más pendiente de qué trapo lucirá el viernes que de qué carrera le gustaría estudiar.
Una novela no existencialista, pero no por ello vacía. Un espejo del mundo que tenemos al frente.