El fuego purificador, lo más nuevo de Donna Leon

El fuego purificador de Donna Leon Editado por Seix Barral

Donna Leon vuelve con el caso 33° del inspector Brunetti. Novela de género policial, entretenida y actual. Sin complejos, un texto comercial que no pretende ser más que eso. En algunas críticas sobre Donna Leon se dice que peca de aires esnobs. Por ejemplo, cuando alardea de conocimientos culturales sobre ópera, Venecia, etc. que no encajan en la trama y resulta anticlímax. Denuncian algunos párrafos un poco pedantes, pero a pesar de todo, yo defiendo que es una lectura para masas, un libro para disfrute de todos, cosa que yo jamás he minusvalorado. Y menos a esta autora, que en su género es más que una institución, y si no, vaya usted y venda lo que ella ha vendido y durante los años que lo ha hecho.

Donna Leon es una garantía de entretenimiento y diversión.

También he oído decir que sus novelas ya no las escribe ella. Que las firma, avalándolas con su ilustrísimo apellido. Que sugiere el tema y la estructura y otros se lo escriben. Yo no haría caso de esos rumores. No he apreciado ninguna pérdida de su estilo ni de la esencia del personaje, y en una saga de treinta y tres novelas nos resultaría bastante notorio, porque Brunetti ya es casi de la familia.

Todos estos rumores le florecen al que tiene éxito. Al que no vende ni una rosa en Sant Jordi nadie le sacará infundios. No, Donna Leon es una muchacha que va camino de los ochenta y dos años y sigue en plena forma.

Aviso importante

¿Tengo que haber leído novelas previas de la misma saga? No. Es perfectamente autónoma. Es innegable que quien haya leído otras novelas de Brunetti —no hablemos ya de quien las haya leído todas— entresacará más detalles y referencias, pero no es condición insalvable para disfrutar la novela de manera plena.

De qué trata

Venecia. Dos bandas de adolescentes se citan para pegarse en pleno centro de la ciudad y cometer otros actos vandálicos. Una batalla campal vocacional. Esto, por estúpido que parezca sucede en muchas partes. Especialmente allí donde impera una ley del menor irracionalmente sobreprotectora y donde los chavales conocen de tal desvarío y prerrogativas.

Los chicos son detenidos y llevados a la comisaría. Se les hace la ficha policial y se avisa a sus padres para que los recojan. Hay un chaval, Orlando, que informa de que a su padre no lo localizarán, porque apaga el móvil a las once y descuida de su hijo. Griffoni actúa in loco parentis, en lugar del padre, y lo lleva a casa. Se sorprende de los modales e inteligencia del chico y de que ande con esos vándalos. Lo deja en casa y se marcha.

Al día siguiente Griffoni y Brunetti reciben presiones del superior. Los menores son intocables, se les conmina a evitar que sus nombres trasciendan a la prensa y menos aun, que se sepa la naturaleza de lo sucedido. El abuelo de uno de los chicos es un juez jubilado, un pez gordo que ha mediado con la prensa para que publiquen que aquello fue poco más que una conversación acalorada entre forofos de distintos equipos de fútbol. Se silencia el problema.

Después aparece en escena la señora Wilson. Es una americana que toma un palazzo en Venecia y busca un factótum que la ayude a organizarse en su nueva vida. Alguien le sugiere un nombre: Darío Monforte. El jefe de Guido Brunetti, al parecer conoce de algo a esta señora Wilson y le encarga unas diligencias para investigar quién es este hombre. Monforte resulta ser un héroe militar y a la sazón, padre de Orlando, el niño cuyo padre no le prestaba mucha atención.

Orlando Monforte, el chaval, contacta de nuevo con Claudia Griffoni. Le dice que una de las bandas delincuenciales planea algo grande y los inspectores, entendiendo la amenaza que se cierne sobre la ciudad deberán intervenir no ya contra los delincuentes, sino contra los oscuros poderes fácticos que los protegen.

Desde aquí, te toca descubrir qué pasará a ti.

Estilo

En la línea habitual del Leon. Sus fans más constantes no podrán poner un pero a la novela. Buen entretenimiento, autora canónica de la novela policial.

Todo lo bueno y lo menos bueno de esta escritora. Sus tramas interesantes, su manera de estructurar y contar lo que quiere, la gestión de los distintos arcos narrativos, cómo va generando conflicto, tensión narrativa, intriga… y también esos tramos anticlímax que acompañan sus obras. Cuesta creer que una familia normal dedique la cena a una sesuda disertación sobre Virgilio y su papel en la formación de la personalidad de cada uno de los comensales. O cuando pasean por Venecia describiendo sus calles y su cambiante uso, de verdadera ciudad a parque temático. Estos pasajes podrían ir desmenuzándose al fondo de la acción en vez de ocupar un capítulo propio que rompe un poco la dinámica de ritmo narrativo. Pero así es Donna Leon y al final, el libro te divierte, te atrapa y te entretiene como siempre. Estas digresiones son, a decir de algunos críticos, resultado de cierto complejo cultural de la americana residente en Europa. Yo no diría tanto, sino que el noventa por ciento del texto es fluye directo al desenlace.

Lenguaje sencillo. Eficaz. Descripciones sucintas, correctas pero no se extienden, permitiendo que el lector no se salga de la fórmula de tensión narrativa y conflicto crecientes.

Trasfondo

Una novela valiente, cosa inusual en el mundo bestseller. Hay un compromiso fuerte en su mensaje, como denuncia de una ley del menor que para sobreprotegerlos cuando son víctimas, también los sobreprotege cuando son delincuentes, al punto de haber hecho insostenible la convivencia en sociedad, la vida en las aulas; la seguridad de las menores, etc. Se ve que en Italia han tropezado en las mismas piedras que en España, o al revés, como se prefiera:

El muy condenado sabe que es poco menos que intocable hasta que cumpla los dieciocho.

Hoy en día lo saben casi todos —convino Brunetti, y le preguntó—: ¿Vas a poner una denuncia?

Bocchese se rio solo de pensarlo: la risa verdadera de un cínico al que acaban de dar la razón.

Es menor. No serviría de nada.

A las claras. Es poco habitual ver un compromiso tan decidido en un libro de marcado talante comercial. Esto puede hacerlo desagradable a los ojos de quienes tengan otras posiciones —si es que caben—, así que bravo por Donna Leon.

En otra parte, nos cita al marqués de Custine:

¿Qué explosión de venganza contra la autocracia prepara una aristocracia cobarde al abdicar de sus responsabilidades?

Analízalo. Es decir, si la sociedad democrática renuncia al ejercicio del poder, manifestado en la defensa del orden y el respeto a la ley; si renuncia al deber de educar a sus futuros valedores, ¿no está atentando contra ella misma con la ley en la mano?

Se habla insistentemente de la crisis de los sistemas democráticos. Qué parte de esa crisis no viene de la debilidad propia del sistema al ser tan garantista y sobreprotector. Nos lleva Donna Leon a pensar si no habremos diseñado un sistema similar al padre blando que no pone límites y luego tiene que ver cómo el niño, ya con cuerpo adulto, cree que todo ha sido creado para su capricho y no respeta límite alguno, incluido el vínculo paterno.

A este respecto, la novela es muy, muy buena.

Hay otro arco narrativo: el del héroe nacional. El militar condecorado que también traiciona la ley. Otro ejemplo de un sistema democrático amenazado desde dentro. La corrupción ¿Otro signo de debilidad sobre el que alerta la autora? La verdad oficial y la realidad, ¿otro pecado de un sistema —el democrático— cuya diferencia con otros ejercicios del poder es simplemente la obligación de aparentar cierto rigor diseñando verdades convenientes?

El fuego purificador, de Donna Leon

Yo diría que es una buena novela policial. No es una novela de detectives al estilo clásico, porque aquí hay mucho más que pesquisas y deducciones. Hay más acción, por así decirlo. Además, hay cierta intención de presentar un retrato social, una crítica, una reflexión, etc. en lugar de centrarse única y exclusivamente en el caso. Pero tampoco es una novela negra pura. No hay accesos de violencia tan explícitos y exagerados como en la novela negra. Los policías respetan la ley y proceden siempre dentro de sus límites. Esa es Donna Leon. Una escritora que hace algo más allá de la novela policial clásica, pero no tanto como para considerarla novela negra. Es un híbrido muy interesante, con voz propia y que, como en todos las novelas de la saga, se lee con facilidad y agrado. Una novela muy recomendable para una lectura ligera.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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