La venganza no prescribe, de Eva Zamora.

La venganza no prescribe
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La venganza no prescribe. Escrito por Eva Zamora en 2019 y publicada por Alberto Santos Editor para la colección Imagica Ediciones. Extensión: 487 páginas.

Este es el tercer thriller de la autora que leo. Los dos anteriores me gustaron bastante —yo a un thriller le pido que sea un thriller—, porque tenían dosis de ritmo y tensión narrativa acentuadas, pero no eran ciegas a un cierto nivel de crítica social. Pulsando aquí accedemos a las reseñas anteriores ya referidas de esta misma autora.

Aunque yo la leo como tercera, cronológicamente antecede las otras. Es más extensa (un poco) que sus hermanas, Influencias peligrosas y El angelical rostro del mal. Esto no tiene ninguna importancia, más allá de lo anecdótico, puesto que hasta ahora todas son autoconclusivas y nada tienen que ver entre ellas, más allá de compartir estilos, géneros y una voz narrativa propia y para mí ya reconocible.

De qué trata La venganza no prescribe

De venganza. Una venganza que para quien la espera, la codicia y la cultiva, no prescribe. Esto es: esperará el tiempo que sea necesario hasta ver traducido su odio en dolor de aquel contra quien se proyecta.

Empezamos conociendo a tres personajes. El cerebro, la mano ejecutora y la detective Dolores Velázquez. Pronto sabemos algunas cosas de ellos, en apenas unos minutos de lectura.

El cerebro es un tipo con misofobia. Maniático, escrupuloso, calculador y frío.

La mano ejecutora es un padre de familia. Accede a su condición de mano armada porque teme represalias contra su mujer e hijas.

La venganza no prescribe

La detective Dolores Velázquez es arquetípica del género. Insatisfacción vital, problemas de relaciones con su entorno, crisis de la mediana edad, afectada emocionalmente por un crimen no resuelto… se aferra a su trabajo para dar sentido a su vida, porque no tiene vida fuera del trabajo.

La novela comienza con la Mano ejecutora matando. Por orden de El cerebro elimina a dos hombres en un pueblo de montaña de la provincia de Huesca. Dolores Velázquez se reactiva para tratar de dirigir la investigación.

Estaba de baja. En Madrid, no consiguió resolver un crimen —perpetrado casi con seguridad por el mismo asesino de ahora—, y la traumatizó. Ahora, esta nueva colección de cadáveres le da una nueva oportunidad de cogerlo.

Se empiezan a suceder las pesquisas. El asesino vuelve a actuar, el cerco se va estrechando, en fin, ya sabemos cómo evoluciona el género.

Y ya está. No puedo avanzar más sin incurrir en revelaciones que darían al traste con la lectura.

Estilo

La novela se desarrolla en Lagos del Pino, municipio imaginario. En esta ocasión la autora lo ubica en la provincia de Huesca.

Narradores homodiegéticos, que forman parte de la historia. Un recurso habitual en el thriller para dotarlo de piel y hacerlo más emocionante. Más sensible. Esto del thriller va de literatura de lo sensible más que de lo conceptual. Aquí se viene a disfrutar sin esfuerzo. Leer sólo por placer.

Es un estilo propio. Reconozco ya algunos dejes de la autora que me la hacen reconocible entre los demás. Por ejemplo ese uso habitual —ya comentado en otras reseñas mías de novelas suyas— del verbo demandar como preguntar. Pero al margen de esos mínimos detalles, tenemos unas novelas policíacas diferentes. Aquí por ejemplo, se deja más espacio a la vida sentimental de la protagonista. Se cubre un espectro más amplio que la sucinta explicación del personaje. Entramos a fondo en su drama personal, incluso abriendo un amplio paréntesis en la investigación central cuando es necesario.

Eva Zamora. Escritora de thriller. Una mujer que niega la mayor en un sector mayoritariamente masculino y para lectores mayoritariamente varones. Y lo hace muy bien. Para mí sus novelas apetecen porque son thriller con un poquito más de trasfondo. Con algo de sensibilidad entre tanta sangre.

Trasfondo

Esta es una novela de pasatiempo. Yo divido las novelas — en lo que es una clasificación que no tiene más pretensión que hacer una clasificación para consumo propio— en sensibles e inteligibles, según predomine lo emocionante o lo intelectual en ellas.

Eva Zamora se mueve en el plano de lo sensible. Sus novelas son emocionantes, adictivas, fáciles de leer, intrigantes… Transmiten tensión, conflicto, drama… antes que un pensamiento filosófico, una etiología humana o algo por el estilo.

Sin embargo, sabe colar reflexiones en ellas. Esto multiplica el valor de lo que escribe. Por ejemplo en esta novela aborda temas como:

La venganza como motor. Lo que hacemos con los demás en el pasado, vuelve. Es un

El derecho al fracaso. Lola, la protagonista, es inspectora de policía. Ha elegido ese itinerario profesional contra la opinión y la herencia de su familia, una estirpe de galenos. Este giro al plan idealizado por su padre le cuesta la relación con él.

¿Por qué? Porque si no cumples las expectativas de los demás, parece que has fracasado, por más que hayas consumado las tuyas. Las personas no decepcionan. Decepcionan las expectativas que nos hacemos —justa o injustamente— sobre ellas.

Su padre la sentencia: si te sale mal, no vengas buscando mi consuelo. ¿Entonces? ¿Las decisiones que tomamos en la vida sólo son acertadas o no en función de cómo se desenvuelvan los acontecimientos? ¿No es eso resultadismo? ¿Y qué si fracasamos? ¿Qué decisión podemos tomar en la vida que no esté expuesta a cierta probabilidad de fracaso? Y caso de fracasar: ¿acaso no tenemos derecho a ello?

Es un libro que al respecto, hace reflexionar. Me ha pasado con sus otras novelas ya leídas. Es un thriller de manual, pero tiene capas de lectura más abajo.

Lola es la protagonista, como ya hemos dicho. Detective de homicidios. Es una mujer en un mundo de hombres. Eva Zamora es la autora. Novelas policíacas jalonan su trayectoria. El género policial no suele contar con demasiadas representantes femeninas. ¿Es también Eva Zamora una mujer en un mundo de hombres?

Lo ignoro. Sin embargo, podemos decir que es una escritora correctísima. Sus novelas —literatura de entretenimiento— no carecen de los lugares comunes ya conocidos en otros thrillers: inspectora en un mundo de hombres; momento vital bajo, se aferra al trabajo para rellenar el vacío de su vida, provocado a su vez por el propio trabajo, virus y vacuna a un mismo tiempo de su problema. Asesino en serie que emerge del pasado, de una infancia difícil y de un episodio traumático. Vale. Nada de esto es una novedad radical al género, ni falta que hace, pero la lectura fluye a un ritmo y un interés que gustará a quien adore el género policial sin ninguna duda.

Zamora pone énfasis en las relaciones personales de la protagonista. En esto sí aporta algo de novedad, propio si quiere decirse así, al género. Abunda mucho más en estos detalles amorosos, sexuales, líos de parejas, impacto de la salud emocional en el comportamiento del personaje… Esto te da un conocimiento superior de sus protagonistas y hace más comprensibles sus reacciones, sus decisiones y por ende, mejora la calidad de la novela.

Y veo rasgos literarios. No es una prosa poética. Sin embargo, en muchos elementos está haciendo un retrato de la sociedad actual, y eso es un valor literario que no debemos pasar por alto por mucho ADN de entretenimiento que tenga la obra.

Confronta la vida profesional y personal. Muestra a esa mujer que tiene ambición laboral, pero que también anhela la maternidad. Expresa esa dificultad que existe para conseguir ambas cosas al máximo nivel. La autorrealización femenina en medio de un mundo que no es dócil a los tiempos de la naturaleza. Esto, no se puede negar, es un retrato de una realidad social que vive el cincuenta por ciento de nuestra especie.

El título encierra el mensaje de la novela. Cuando se comete una falta del tipo que sea, pasado un tiempo, el delito prescribe. Pero, ¿qué opina la víctima? ¿La sed de venganza también prescribe? No.

Alrededor de esto, hace la autora una gran reflexión. Dice así:

«Ni yo logro comprender tu justicia, esa que prescribe. ¿Quieres que hablemos de ella, Lola? Porque cuando yo encontré a ese hatajo de malnacidos, los hechos, su malvado acto, ya habían prescrito para tu justicia. Sin embargo, mi sed de venganza, no. —Negó con la cabeza—. La venganza no prescribe, Lola.»

En esta novela se diluye la forma de la culpa. La venganza intercambia los papeles de víctima y verdugo. Casi consigue plantear una erotema alrededor de la cuestión de la venganza. Sin embargo, no hace un alegato a favor de la Ley del Talión:

«La venganza…, un acto humano que suele practicarse con ganas pero que no lava la injuria, no cura el dolor, no elimina el daño ni devuelve lo que has perdido mientras impones el castigo que, crees, te conducirá a la satisfacción»

Los personajes están más pulidos que de costumbre. En el género, se apuesta por protagonistas femeninas por una cuestión de modas, pero se las reduce a estereotipos. Zamora las deja ser un poco más, las explica más a fondo, sus relaciones, su ambición más allá del trabajo que desempeñan… Quedan mejor dibujadas.

✏️ Un único apunte. Cuidado con los textos de captación que ponemos en la contraportada del libro. A veces queremos contar algo más para captar más a ese lector que se está planteando comprar el libro y si se nos va la mano, matamos la sorpresa. En una novela realista no tiene importancia. En un thriller te cargas la magia.

Buena novela si te gusta el género. Autora de cabecera si te gusta el thriller policial

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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