El arte de la guerra. Una edición ilustrada para un clásico universal infaltable.

El arte de la guerra edición ilustrada

El arte de la guerra” es uno de esos libros difíciles de reseñar. Juguemos en corto. Si pensase que puedo decir algo que no se haya dicho sobre este libro, estaría dando muestras estentóreas de ser imbécil. No, “El arte de la guerra” no es un clásico que vaya yo a descubrir a nadie.

Pero hay dos aspiraciones que sí puedo albergar: estimular su lectura a quien no lo haya leído. Encarecer la compra de esta edición, caso de que quieras tener este título en tu biblioteca.

Me dispongo a desarrollar las dos vertientes. Empecemos por la obra.

Por qué leer El arte de la guerra

A un libro así, lo preceden prestigio y prejuicio. Y es que hay algunas objeciones que aquel que lo tiene ante sí, en esa encrucijada del “qué libro empiezo ahora” puede plantear: no me interesa la literatura bélica; no me interesa la estrategia militar; no me llama la atención la filosofía oriental…

Me apoyo en el prólogo de la edición que reseño. Dice el general Carlos Frías —prologuista extenso y cargado de interés—:

«Aunque su objeto de estudio es la guerra, o quizá precisamente por ello, El arte de la guerra trata de temas diversos, todos ellos relacionados con la ejecución de campañas militares, pero aplicables a otros ámbitos. (…) reflexiones sobre el liderazgo, acerca de la forma de tratar a los subordinados y qué efecto tiene cuando se hace de manera incorrecta (…) la necesidad de planificar y prepararse antes de iniciar cualquier empresa…»
(Pag13)

El propio prólogo, paradójicamente, es más exégesis que hermenéutica. Habla más de lo puramente militar que de su interpretación en términos más universales. Proporciona valiosas coordenadas para entender este libro, para ubicarlo en el tiempo, el espacio y el contexto. Será responsabilidad del lector proyectar las admoniciones del libro en bien de su propia experiencia vital.

Es una obra de sutilezas. Podemos aplicarlas en muchos ámbitos de la vida, sin necesidad de practicarlas en un campo de batalla. Por ejemplo, la astucia, que aquí Sun Tzu la presenta como el engaño, esto es, un espejismo para que el oponente espere algo distinto a lo que será. Para mí, uno de los párrafos más brillantes del libro dice así:

“La guerra es el arte del engaño. Así pues, si se es capaz, hay que demostrar incapacidad; si se está preparado para el combate, hay que demostrar que no se está; si se está cerca, hay que demostrar que se está lejos; si se está lejos, hay que demostrar que se está cerca. Si el enemigo tiene una posición ventajosa, hay que embaucarlo; si está inmerso en el caos, hay que atraparlo; si es próspero, hay que prepararse; si es fuerte, hay que evitarlo; si está enojado, hay que provocarlo; si es humilde, hay que volverlo arrogante; si está relajado, hay que hacer que se esfuerce; si está cohesionado, hay que dividirlo; hay que atacarlo cuando no tenga reservas, hay que atacarlo cuando no lo espere. Estas técnicas son el medio para la victoria del estratega, pero no pueden transmitirse de antemano.”

El autoconocimiento es sustrato de todo el libro. “Nosce te ipsum” se leía en el pronaos del santuario de Delfos. En el “Tao Te Ching”, en su capítulo 33 se lee: “Conocer a los demás es sabiduría; conocerse a uno mismo es iluminación.” Esta obra es fundamental del Taoísmo y pesa sobre el latir filosófico de “El arte de la guerra”, que nos dice:

«Por eso se dice que quien conoce al oponente y se conoce a sí mismo cien batallas librará y no correrá peligro (…) quien no conoce al oponente y no se conoce a sí mismo será vencido en cada batalla.»

Muchos lugares comunes de la cultura china nacen aquí. Recordaremos el “be water my friend” con el que nos exhortaba Bruce Lee. En esta obra leemos:

«La experiencia militar se parece al agua: la forma del agua evita lo elevado y se aproxima a lo bajo; la apariencia del ejército evita lo sólido y ataca lo hueco. Tal como el agua se adapta al terreno y esto hace que fluya, el ejército se adapta al enemigo y esto hace que venza.»

¿Ves? Igual que Bruce, unos dos mil quinientos años antes.

Y diremos más: el “Tao Te Ching” es anterior incluso.

“La vida es una serie de cambios naturales y espontáneos: no te resistas a ellos porque sólo crea dolor.” (Wu wei/no acción)

Tao Te Ching
Lao-Tse
VI-IV aC.

La edición definitiva. El arte de la guerra edición ilustrada

En 2500 años ha habido tiempo de sacar miles de ediciones. De las que te puedes comprar actualmente, yo te recomiendo esta sin ninguna duda. Me apoyo en lo siguientes argumentos:

Como ya se ha dicho, lo peculiar es la edición. En el caso de Roca Editorial, se ha hecho una apuesta en forma por un clásico de clásicos.

Edición ilustrada, encuadernación cosida con tapas en cartoné en un rojo personalísimo que queda fenomenal con el espíritu chino de la obra.

Por primera vez traducido directamente del chino al español. Esto, que puede parecer una cuestión menor, no lo es, si aprecias tener buenas ediciones y no meramente los títulos en tu biblioteca. En defecto de poder/saber leerlo en su idioma original, que en este caso se nos complica bastante, una traducción directa es siempre lo más cercano, lo menos adulterado. Por usar una comparación lisérgica, diríamos que es su versión más pura.

Y además, lujos aparte, es una edición para el lector: texto completo, excelente —y generoso— aparato crítico con prólogo y casi doscientas notas aclaratorias que suman para desembocar en una experiencia lectora muy mejorada y necesaria para sacar todo el jugo a una obra tan remota en el tiempo, la cultura y el lugar. No es un libro para leer de corrido sin detenerse en aclaraciones y explicaciones adyacentes. Es un libro de los que se estudian, más que se leen.

Buena oportunidad de completar una biblioteca personal decente.

¿Te gusta leer?

Recibe mis reseñas en tu correo

¡Sin spam! No te mando nada más que reseñas

Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

Deja una respuesta