El diablo es un relato, de carácter autobiográfico, donde Marina Tsvietáieva, por medio de un notable simbolismo, nos sitúa en el origen de su vida como escritora y de su vocación literaria. Una pieza literaria muy especial, breve y cargada de significado, y que desde el 9 de abril forma parte del catálogo de la Editorial Acantilado.
Marina Tsvietáieva no lo tuvo nada fácil para dedicarse a la literatura. Por la época en que vivió (1892-1941) esta moscovita vivió la Revolución Rusa, la represión estalinista… En 1922 se exilió en Francia. Marina pertenecía a una familia rusa acomodada (madre pianista y padre profesor de filología) de las que lo pasaron muy mal con el ascenso de los sóviets y el terror rojo. Pero, ya en Francia, encontró otra trampa a su destino con la ocupación nazi.
Cuando su hija fue detenida y deportada a un campo de concentración, Tsvietáieva puso fin a su vida.
La poeta vivió una existencia marcada por el exilio, la pérdida y una búsqueda incansable de pureza poética. Su «diablo» podría ser una personificación de sus propios demonios internos: la soledad, la incomprensión, el genio que la consumía.

El diablo

Autor: Marina Tsvietáieva
Año: 1921 (Acantilado)
Género: Relato / Poema en prosa
Editorial: Acantilado
Reseña
En “El diablo” la autora nos cuenta cómo emerge en ella la vocación de escribir. El diablo es un poema intenso y enigmático, con el sello inconfundible de Marina Tsvietáieva: un lenguaje visceral, imágenes audaces y una exploración profunda de los abismos del alma.
El poema gira en torno a la figura del diablo, pero no como un ser externo o mitológico, sino como una presencia íntima, casi una parte de la propia poeta. Tsvietáieva no lo retrata como un símbolo del mal convencional, sino como una fuerza oscura, seductora y necesaria para el alma del poeta.
No es una lectura fácil. Es un poema en prosa. Requiere una gran atención y concentración al lector. Aunque sea una pieza corta, verás que te lleva tiempo leerlo si aspiras a enterarte de lo que te está diciendo. Si eres de aquellos lectores apresurados, si prefieres la lectura muy fluida, este libro tal vez sea un desafío para ti. Ahora bien, también es cierto que somos más grandes cuando nos enfrentamos a lo que nos intimida.
Desde luego es una obra para disfrutar. Por cómo está escrito y por lo que cuenta, es un recorrido del mayor interés.
Y es casi una carta abierta de la autora al diablo:
«Si se trata de buscarte (al diablo) hay que hacerlo en las celdas incomunicadas de la Rebelión y en las buhardillas de la Poesía Lírica»
Tres elementos que me han llamado la atención
- El diablo como alter ego: En la tradición literaria rusa (como en Dostoievski o Bulgákov), el diablo suele ser un interlocutor ambiguo. En Tsvietáieva, parece encarnar la rebeldía, la creatividad destructiva y la libertad absoluta, incluso a costa del sufrimiento.
- Lucha y fascinación: Hay un tono de confrontación, pero también de atracción. El diablo no es presentado como un enemigo, sino un compañero de viaje en el infierno personal de la poeta.
- Imágenes poderosas: Tsvietáieva usa metáforas violentas o eróticas (el fuego, la noche, el abismo) para mostrar esta relación tempestuosa y telúrica con lo demoníaco.
Resumen de la editorial Acantilado
Fue en un apartamento lúgubre de Vanves, durante su exilio francés, donde Tsvietáieva escribió el presente texto, que relata el encuentro de la pequeña Marina con el diablo en la habitación de su hermana, donde se refugiaba para leer libros prohibidos. Con una prosa burlona, ora exaltada, ora gélida, pero siempre hechizante, la poeta relata el despertar de su fascinación por las palabras, encarnadas en la figura del diablo, que su implacable mirada transforma en una criatura tan temible como seductora. Una extraordinaria evocación lírica de la infancia y de la gestación de un genio literario irrepetible.

Recomiendo leerlo
El diablo no es un poema sobre el mal, sino sobre la oscuridad que nos define. Tsvietáieva, como en toda su obra, abraza lo prohibido, lo doloroso, y lo convierte en arte. Su diablo es, quizás, la parte de ella que se negó a someterse, incluso cuando esa rebeldía la llevó al abismo.
Tal vez ese análisis de lo perverso —encarnado en el diablo— que anida en todo ser humano, es lo que hace que esta pieza literaria, a la que contemplan ya más de cien años, no haya perdido vigor, pues es universal. El diablo, ya lo hemos dicho, no como presencia externa y amenazante, sino como alter ego, como parte de nuestro ser, compañero de viaje, a veces genio, siempre castigo.
Excelente lectura.
Muchísimas gracias por tu reseña. me hago una idea muy concreta del libro gracias a ti.
un abrazo