Lars Kepler escarba en la frontera entre policía y asesino en «La Araña»

La araña de Lars Kepler

La araña de Lars Kepler. La 9ª entrega del ciclo literario de Joona Loona publicada en 2024 y que en España edita Reservoir Books.

La araña de Lars Kepler

Vuelven los Kepler. Vuelve el inspector Joona Linna con su ya noveno título. En esta ocasión, una secuencia de crímenes con un modus operandi impactante, que trae causa en las novelas anteriores, pero que a pesar de ello puedes leer de forma independiente. Es decir, no es necesario haber leído lo anterior para tener una comprensión plena de esta novela.

Si se ha leído lo precedente, pues mejor. Como siempre.

Una novela que no pretende profundidad, pero que la tiene. De alguna manera, los autores plantean la reflexión sobre la frontera entre la labor policial y el desempeño criminal. La obra indaga —con fortuna, a mi parecer— en el coste de una vida entregada a la labor policial. La responsabilidad real sobre las vidas que se han salvado y sobre las que no se han podido salvar. La necesidad, —contingente y consuetudinaria— de tener que matar a quien constituye una amenaza real. El peso de la culpa, aun cuando quitar una vida se haga con todo el peso de la ley de tu lado. Realmente es una novela que nos debe hacer apreciar —como ciudadanos de las democracias actuales— apreciar un poco más a esas personas que diariamente miran al abismo del ser humano, cuidando de no convertirse ellos mismos en un monstruo, por decirlo con Nietzsche: «Cuando miras al abismo, el abismo también te mira a ti».

La araña de Lars Kepler

Los policías de esta novela, se reprochan a sí mismos. El sentimiento de culpa aparece por doquier en esta novela y se hace interesante leer cómo lo gestionan unos y otros.

Este planteamiento puede compartirse o refutarse. Puede abrazarse o rechazarse, pero es el que propone esta obra y al que dan vida sus protagonistas. Si tenemos en cuenta esta idea de fondo, entonces reconoceremos en este thriller policial una novela negra.

De qué trata La araña de Lars Kepler

En un rincón olvidado del Báltico, donde la bruma y el pasado se confunden, un macabro descubrimiento sacude los cimientos de una investigación ya de por sí turbia. Una bolsa colgada de un árbol, como un macabro fruto del mal, encierra un espantoso secreto: el cuerpo de Margot, una agente tan valiente como enigmática. La policía, liderada por el atormentado Joona Linna, se ve arrastrada a una espiral de asesinatos cada vez más sofisticados y personales.

Cada víctima, un hilo que teje una siniestra red en torno a Joona. Su pasado, antes oculto, se convierte en un arma arrojadiza en manos de un asesino implacable. Y es Saga Bauer, su antigua compañera, quien descubre una pista inquietante: una postal que anticipa los asesinatos con una precisión escalofriante. Nueve balas para nueve víctimas, una profecía escrita con sangre.

La tensión se intensifica cuando Saga comienza a recibir mensajes crípticos, desafíos que la obligan a enfrentarse a sus propios demonios. El asesino, al que apodan ‘La Araña’, parece jugar con ellos, ofreciéndoles la oportunidad de detenerlo a cambio de resolver sus enigmas. Pero cada victoria es efímera, cada pista un nuevo laberinto.

Joona y Saga, unidos por un pasado común y un presente lleno de sombras, se adentran en un juego mortal de ingenio y supervivencia. ¿Podrán descifrar los oscuros designios de La Araña antes de que sea demasiado tarde? ¿O quedarán atrapados en la telaraña que él mismo ha tejido?»

Reseña de La araña de Lars Kepler

Si te gustan los libros de Lars Kepler tienes suerte. Esta novela es fiel al estilo más puro de la pareja de autores suecos.

Capítulos breves. Estructura moderna que realiza el nudo antes casi que el planteamiento. Frases cortas y contundentes. Temas crudos, sin concesiones de ninguna clase: aquí no hay remilgos.

Sangre, violencia y más violencia. Pero no es una violencia gratuita sino con un fondo de reflexión, como se presume a una novela negra de pedigrí.

Particularmente interesante las descripciones de las escenas del crimen. Cuando los policías investigan un asesinato, el nivel de precisión y pertinencia técnica en cuanto a ciencia forense es excelente. Nombres de espray luminiscentes de sangre; técnicas de conservación de las huellas de una escena del crimen; extracción de moldes de neumáticos para su posterior identificación…

Pareciera que la novela la ha escrito un criminalista profesional. Tanta precisión forense abruma por la calidad que imprime al texto. Es una gozada leer una novela así de precisa, tan cuidada en el detalle.

Literatura para estómagos numantinos. No se ahorra en descripciones ni se insinúa elegantemente nada. El resultado: el lector siente que está aconteciendo todo ante él mismo. Lo está viviendo en primera persona porque no hay filtros:

«Las moscas correteaban por el pie y los restos de esqueleto en la hierba. Cuando Erixon habló por teléfono con Nålen, le dijo que los restos del cuerpo recordaban al contenido del estómago de un carnívoro, con trozos de alimento descompuestos entera y parcialmente.»

Hay un truco ya muy conocido. Un asesino en serie sigue un ritual de muertos. Ha estructurado un plan escalado de muertes y ese plan estructurado da a su vez esqueleto a la novela. Muerto uno – hallazgo – pesquisas – Muerto Dos – Hallazgo – Pesquisas…

Escandinavia, marco natural. Todo en esta novela, y en el Nordic Noir, juega con la boscosa naturaleza nórdica. Suecia, país de naturaleza rotunda, fría, nítida y sincera. Un trozo del planeta que nuestros políticos no cesan de alabar y que sus autores autóctonos no dejan de presentar como idóneo para la comisión de crímenes seriados: enormes extensiones de bosques silenciosos; páramos cómplices donde nadie vive en kilómetros; aldeas de muy baja densidad poblacional… lo que para la política foránea es el paraíso del estado de bienestar, para los literatos de allí es el paraíso del psicópata. ¿Por eso salen de allí tantos y tan buenos novelistas de narrativa de género?

Me gusta mucho el planteamiento general de la trama. Los autores saben hacerla creíble, dentro de lo poco habitual que es tener a un psicópata matando gente con preaviso a la policía, porque toman cautelas que de no hacerlo podrían restar coherencia a ojos del lector. Por ejemplo, investigan por cauce interno a los propios inspectores, dado que el asesino siempre parece ir por delante. Sembrar la duda sobre los protagonistas les resta beatitud, pero el mundo real funciona así.

Me detengo en la crudeza de algunas descripciones. Geniales y no por crudas y desagradables resultarán poco brillantes. No puedo referirme a ellas sin descremar la novela a quien no la haya leído, pero sí puedo decir que es impresionante la forma en que imaginan cómo debe sentirse al morir de una forma muy determinada y que evidentemente los autores no han conocido, puesto que siguen felizmente vivos.

Trasfondo de La araña de Lars Kepler

Existe una regla no escrita: la novela negra es una novela policial a la que se añade un punto de crítica social. Un trasfondo de crónica de su tiempo, de denuncia social si se quiere.

Esta novela está muy volcada en lo policial. Lo achaco al órdago de nueve balas para nueve crímenes que se juega el psicópata ritual de turno. Claro, con tanto trabajo de matar gente, no queda al autor —y eso que son dos— tiempo para meterse en miradas más profundas. Lo forense, lo meramente policíaco es tan potente que no deja espacio a la novela para ser negra sino policial.

No ves mucho de esa sociedad. No conoces detalles de sus maneras, no vemos cuáles son sus vergüenzas —un chiflado lo tenemos en todas partes— ni por dónde saltan las costuras de la siempre loada sociedad escandinava.

La sensación es que hay tanto que contar… Una novela policial excelente, con un nivel de suspense más que notable. Por situarnos en el argot, es un Nordic Noir que es más Nordic que Noir.

Que una novela sea policial y no negra es descriptivo. No peyorativo. En el caso de esta obra me parece que estamos ante un thriller policial que brilla por tres razones:

✅ Interés de la trama y secuencia de hechos
✅ Precisión en la construcción de las pesquisas forenses y la praxis policial
✅ Manejo del suspense y el interés del lector por saber qué pasará y quién será el criminal.

En esta novela, te cruzas con personajes desmadejados. Desmedrados por tanto contacto y tan cercano con el horror y el asesinato. No sé si lo propone o me surge a mí, pero desde luego es inevitable reflexionar acerca de la salud mental de las personas a las que como sociedad delegamos la tarea de mirar al monstruo cara a cara. Eso tiene que dejar huella ineluctable en cualquier persona normal.

La traducción es peculiar. Al un volumen de erratas sin corrección, sumamos algunos tics como utilizar el verbo reseguir como continuar o retomar el camino, cuando el significado, aunque puede forzarse la similitud y salvar la imagen literaria, no tiene la acepción que aquí se le quiere dar sino algo más parecido a limar.

En definitiva, una novela que podemos leer con agrado. Entretenida y con mucha tensión narrativa. Fácil de seguir, con una estructura que no plantea la menor dificultad, siempre en una secuencia temporal consecutiva y todo en el orden más simple. Un relato transparente: todo se cuenta al lector y nada se deja a su participación ni interpretación. Una novela pensada para vender libros a machamartillo.

Lástima que tenga un volumen de erratas injustificable. Por lo demás, es una buena novela que hará el gusto a los amantes del Nordic Noir y de la novela negra en general.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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