Por qué leer El cliente, de John Grisham

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Hoy os traigo una de esas dicotomías: cine o literatura. Libro o película. Una fragmentación que siempre me pareció un poco tonta. Recuerdo aquellos spots que detenían un automóvil en la carretera frente a una bifurcación: playa, decía un letrero; montaña, decía el contrario. Cine y literatura no se enfrentan, puedes leer el libro y ver la película. Solo hay que decidir el orden. Yo siempre que pude elegí primero el libro. Con Grisham, siempre conviene hacerlo así.

A finales del siglo pasado, era el autor cinematográfico total. La tapadera, Tiempo de matar, El informe pelícano o El cliente, hicieron desfilar por la gran pantalla estrellas como Julia Roberts, Tom Cruise, Tommy Lee Jones, Matthew McConaughey, Sandra Bullock, Samuel L. Jackson, Kevin Spacey o Susan Sarandon dando vida a personajes nacidos del imaginario del autor de Arkansas.

El cliente es uno de sus libros más aclamados. Por la crítica no, basta con vender para que la crítica no te suba al Olimpo. El público es el que aclama a Grisham, autor que, por otro lado, no se considera un literato, sino un escritor de entretenimiento de calidad. Humilde.

Grisham ha explotado como nadie los vaivenes del abogado. Casi siempre, en sus novelas, encontrarás un abogado siguiendo la pista a un caso intrincado, pero posible, verosímil. Es el rey del thriller legal por mérito propio, por ventas y por feracidad.

De qué va El cliente, de John Grisham

Conocemos a Mark Sway, un niño de once años. Vive con su madre y su hermano menor —Ricky—, en una caravana aparcada en un camping destinado a uso residencial permanente. Se nos muestra como una familia que atraviesa dificultades económicas que traen causa en un pasado torturado por un marido y padre maltratador que ya no vive con ellos.

Mark es un niño despabilado. Conoce los vericuetos que rodean su barrio de caravanas y se escapa con frecuencia a ellos, buscando la soledad del fumador a edad inapropiada. En una de sus correrías, una que además pretende ser iniciática para Ricky, el hermano menor, presencian desde su escondite el suicidio de un abogado, que resulta ser el defensor de un mafioso al que la policía acusa nada menos que del crimen contra la vida de un senador. Mark intenta disuadir al abogado de su propósito y en este momento, el letrado le hace una confesión que le revela datos claves para la investigación de la desaparición del senador.

A partir de aquí, la vida de Mark se tuerce. Policía, FBI, fiscalía, criminales, etc. todos lucharán por sonsacarle la información que le ha confiado el atribulado suicida. Pero Mark pronto entiende que la mafia lo matará si declara lo que sabe. Mientras se cierra el anillo de presión sobre él, el niño se aferrará a una abogada peculiar donde las haya, Reggie Love, interpretada por una genial Susan Sarandon —hasta el punto de resultar nominada al Óscar como mejor actriz— en la película de Joel Schumacher que vio la luz solo un año después de publicarse la obra de Grisham.

La trama corre con velocidad de crucero habitual en Grisham. Sucesión constante de acción, capítulos breves con personajes que se van sumando con la condición suficiente y necesaria de hacer rodar la historia. No cabe duda que estamos ante un escritor de tramas.

El resto de la historia no te lo cuento. Me gustan las reseñas que animan a leer, no a destripar. Verás al niño y su abogada huir de las presiones de unos y otros y quedará tiempo para ver el retrato de las disputas jurisdiccionales, el peso de la personalidad del juez en el decurso de una investigación, las argucias y vericuetos legales que hacen pesar más lo que no se ha escrito que lo que sí.

Lo que me ha parecido

He contabilizado mis lecturas de Grisham. Hace dos años no había leído nada suyo. Esta novela, El Cliente, es ya el decimoquinto que he leído.

No es de mis Grishams preferidos. No te recomiendo empezar a leer al autor americano por esta novela. Tiene todo lo que esperas de Grisham, más desarrolladas las tramas que las psicologías de sus personajes; acción fluida; descripciones necesarias, pero sin mayor esfuerzo para el lector; someter al personaje una situación original. Es una lectura fácil si es lo que buscas en este verano.

He añorado giros sorpresivos en la trama. Esos cambios de aguja en el trayecto que lleva la historia y que la hacen descarrilar por espacios impensados. Si eres un escritor de tramas seremos benévolos con personajes un poco vacuos, pero a cambio, seremos usureros con nuestras exigencias a la sucesión de acontecimientos.

El personaje de Mark parece poco creíble. Es un niño espabilado de un barrio humilde. Mal estudiante, con cierta querencia a meterse en problemas, una familia desestructurada con una madre —e hijos—, víctimas de malos tratos a manos de un padre ausente. Su carácter despierto procede de la universidad de la vida, de las enseñanzas de perro callejero.

Sin embargo, el chico tiene un léxico académico. Son muchos los diálogos en los que dudas de que un chaval de esa edad se exprese en esos términos. El uso de formalismos y palabras cultas choca con esa pátina callejera que esperamos del crío. Creo que su inteligencia debe enfocarse en las ideas que tiene; las resoluciones que toma, siempre llenas de una temprana precocidad, no en una expresión petulante.

Por lo demás, si buscas un libro ameno, te vale. Como casi siempre ocurre con Grisham, el entretenimiento al que apunta, está asegurado.

Ficha del libro

TítuloEl Cliente
Título OriginalThe Client
AutorJohn Grisham
Año1993
Editorial / EdiciónEditorial Planeta
Número de Páginas418
Dónde adquirirloCOMPRAR AQUÍ
Ejemplar de la reseñaPrimera Edición de 1993

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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