Principiantes de Raymond Carver

Principiantes de Raymond Carver
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  • Principiantes
  • Raymond Carver
  • 1980 (año de entrega de este borrador al editor).
  • La edición original es de 2009
  • Los textos se escribieron en los años 80’ cuando vio la luz “De qué hablamos cuando hablamos de amor”
  • Editorial Anagrama
  • Relatos
  • 299 páginas

Esta es la séptima reedición de este libro. Anagrama lo lanzó en 2010 con esta traducción de Jesús Zulaika. Apareció en la colección Panorama de Narrativas. En 2012 aparecería la primera edición en su Colección Compactos. Esta es ya la séptima edición en Compactos. Una magnífica excusa para acercarse al trabajo del mejor Carver sin filtros ni recortes. Una versión muy pura del talento.

Cuando R. Carver publicó su obra más famosa, “De qué hablamos cuando hablamos de amor” su editor le metió la tijera al borrador inicial y se cargó un 50%. Este libro, “Principantes”, es la versión extendida o completa.

Es una versión anotada. Al final del libro —esto me ha parecido muy interesante— la edición ofrece un paso a paso por cada relato, explicando las variaciones que sufrió en la versión final, esto es, De qué hablamos cuando hablamos de amor. Encuentro ese apéndice muy valioso y le da un plus de calidad muy logrado a la edición de Anagrama.

Raymond Carver es un cuentista. Posiblemente sea el mejor de la literatura estadounidense. En España, no somos muy de cuentos. Quizás ahora se lean más que antes las antologías y selecciones de relatos y cuentos, novela breve… pero en general no es nuestro fuerte. Lástima sería perderse un talento como el de Carver, creo yo. El Chejov americano, le apodaron. Casi nada, tú.

Antes de leer este libro me hago consciente. Será una comparación con De qué hablamos cuando hablamos de amor así que lo releo primero, porque lo tengo desdibujado ya que hace años que lo leí.

Hecho ese ejercicio retrospectivo, vamos al turrón.

Principiantes

¿Por qué no bailáis?

Hay un tipo extraño que subasta todo el mobiliario casero. Lo ha sacado al jardín. La gente pasa y , si le interesa, ofrece una cantidad por algo de lo expuesto. Llega una pareja muy joven y empieza a curiosear. Max —el adulto— les invita a whisky hasta que los deja ebrios. Carver insinúa diferentes cosas que quedan al fondo: La mujer del tipo ya no está, él ahoga su soledad en alcohol. Los jóvenes bailan entre sí y después la chica baila con él. Se esboza una posible relación con la joven aprovechando su embriaguez. Estilo correcto. Bien descrito, contado con elementos sugeridos al fondo… Asoma el relato pero no se hace evidente. El lector tiene que intuir lo que no se le da mascado.

Visor

Un hombre mútilo hace fotos a las casas. Después toca el timbre y las ofrece como venta. Llega a casa de un tipo al que su mujer ha abandonado —narrador en primera persona— y entabla conversación. El fotógrafo es un poco extraño. Sabe cosas de él y de su situación.

Cuento bien escrito. Te atrapa y se lee con carácter ameno, pero el final se me queda un tanto deslavazado.

Dónde está todo el mundo

Este cuento, es un poco más extenso que los anteriores. Breve, no obstante. Raymond Carver escribe aquí el paradigma de la familia disfuncional. El perfecto retrato. Narrado en primera persona por el padre. Un matrimonio con severos problemas de alcoholemia, donde la mujer mantiene una relación a dos bandas con otro desgraciado hombre que asiste a sus mismas sesiones de alcohólicos anónimos. Violencia, desorden, cinismo, hijos descarriados, sentimientos de culpa… está todo.

La narración se centra en un episodio del pasado. El protagonista, que duerme muchas noches en casa de su madre, huyendo del infierno marital y filial de su hogar, encuentra a su madre enrollándose con un hombre en el sofá de su casa. Mata su soledad en flirteos con señores que acaba de conocer.

Desgraciados. Hijos de desagraciados y padres de desgraciados. Sus vínculos sociales, los tejen con personas que tampoco tienen el control de sus vidas. Vidas que empiezan mal, transcurren mal y acaban mal. Así se resume este espejo social que monta Carver.

Las notas al final del libro me dejan perplejo. Gordon Lish, el editor de Raymond Carver en los ochenta, metió la tijera al 70% de este relato, para la edición de De qué hablamos cuando hablamos de amor. Yo tengo la sensación de que eso fue mutilar este cuento, porque no permite comprender a los personajes, ni enfocar esa atmósfera derrotada que les rodea en trescientos sesenta grados.

Belvedere

De nuevo una historia de fracaso. Conocemos a una pareja joven, que regenta un motel de carretera, y que en ese momento narrativo, está poniendo fin a su relación. El marido, Duane, ha sido infiel con una limpiadora. Holly, se ha sumido en una depresión y una crisis de autoestima aguda.

Carver juega a los contrastes. Holly evoca el recuerdo de una pareja de ancianos que conocieron y que para ella fueron paradigma de vejez feliz. La pareja que se mantiene unida y fiel hasta el final.

Una vez más, los problemas con el alcohol. Los personajes tratan de ahogar sus problemas a base de bebidas de alta gradación. Y una vez más, el entorno es el interior sureño agrestes y solitario, como escenario canónico del fracaso.

Las decisiones tomadas, los problemas padecidos. Un buen relato aunque no me parece de los mejores del libro.

¿Quieres ver una cosa?

Una mujer se despierta en la noche. Ha oído un ruido fuera en su jardín. Sale afuera a cerrar la verja que se ha abierto. En esto, sorprende a su vecino que también está fuera exterminando babosas. Comienzan a hablar.

Conversar con su vecino la hace pensar en su vida. En su pareja. ¿Está llevando la vida que soñó de joven o se ha conformado con la que tiene?

Vuelve a la cama. Se sincera con su esposo. Le dice que no tiene sentido seguir… pero se lo dice mientras duerme. Por la mañana, la vida continuará igual. Parece decir el autor que las parejas a largo plazo son la suma de dos personas conformistas que prefieren la seguridad de la rutina aunque sea una rutina que no les satisface.

De nuevo, vidas infelices. No es tan dramático como los anteriores, pero de nuevo una vida insatisfecha. Otra vez el alcohol aparece al fondo como motor de problemas.

La aventura

Un padre y un hijo charlan en un aeropuerto. Viven a mucha distancia. Es apenas un encuentro en lo que dura una escala de transbordo. El padre comienza a relatar a su hijo su infidelidad, esa que le ha llevado al divorcio con su madre. Al hijo —narrador en primera persona— le cuesta escuchar esa historia. El padre busca comprensión. El hijo no se la da, más por indiferencia y apatía por lealtad a su madre. De nuevo una familia desestructurada, personajes que afrontan momentos difíciles a copazo limpio y un pesimismo del autor respecto de las parejas, familias y demás convenciones sociales.

Algo sencillo y bueno

Mamá encarga una tarta para el cumpleaños de su hijo. El hijo resulta atropellado por un conductor a la fuga y muere tres días más tarde en un hospital. El pastelero se enoja porque nadie ha pasado a retirar el encargo. Para un relato en que no nos presenta una familia destruida por el fracaso, Carver la quiebra por la fatalidad. Relato tenso, muy duro, pero magistral. De los mejores del libro.

Y con trasfondo. El que pierde un ser querido es más afortunado que quien nunca ha tenido nadie a quien poder llamar ser querido. A la vida se viene a vivirla, con todos los riesgos. El personaje más triste del relato, pese a todo, no es el padre o la madre, sino el pastelero, que no ha perdido a nadie porque a nadie a tenido.

Estupendo relato. Se recortó un 78% para la edición publicada. Menudo disparate.

Diles a las mujeres que nos vamos

Dos amigos con una relación un tanto tóxica. Demasiado cerrados en sí mismos y un poco calaveras. Llega la madurez, se casan, pero esos chicos descontrolados y con un concepto utilitarista de la mujer siguen latiendo a la espera de la mínima oportunidad.

El alcohol hace el resto.

De nuevo la vida desordenada protagonista del relato. Muy crudo, pero interesante como espejo de una cierta parte de la sociedad.

Si ello te place

Un relato muy crudo sobre la vejez. Un matrimonio ya mayor y aficionado al bingo va todos los viernes a jugar unas partidas. Ese viernes una pareja de jóvenes hippies se sienta en su sitio acostumbrado y además ganan unas manos. Todo les sale a pedir de boca. Son la viva imagen del disfrute.

Él acaba de dejar la bebida. Ella se encuentra indispuesta en un momento de la partida. Se desliza que pueda ser cáncer. La pareja se preocupa muchísimo.

El esposo reflexiona sobre los hippies. Primero han sido objeto de su ira por su comportamiento dice, pero en realidad porque tienen por delante todo lo que ellos ya han dejado atrás. El personaje evoluciona hacia otra reflexión muy diferente: sabe lo que le espera: cómo es el epílogo de la vida. Carver dibuja una conciencia tan amarga de la vejez, la enfermedad y la muerte a tal punto que el anciano acaba rezando por los hippies.

Tanta agua tan cerca de casa

Cuatro amigos se van de pesca. Una excursión de machotes de tres días y sus respectivas noches. Aparcan y caminan monte adentro no menos de ocho o diez kilómetros. Cuando llegan al punto del río en el que quieren echar la caña, encuentran el cadáver de una joven flotando a la deriva. ¿Qué haría cualquiera? Suspender su excursión, y dar parte de inmediato a las autoridades.

Pues ellos no.

Con todo el cuajo, completan su excursión. Por supuesto pasan más rato borrachos que serenos. No es hasta que dan por finalizada su aventura que bajan del monte y avisan al sheriff. La mujer de Stuart es quien nos narra en primera persona el relato (de los más largos del libro).

Stuart es un personaje arquetípico. Es la abulia, la galbana, la indolencia negligente; la simplonería. La flojera. Cuesta encajar que una mujer viva voluntariamente junto a alguien tan apático. Bien por Carver, que fue capaz de crear un personaje tan indigesto a tan temprana altura de su carrera.

Claire es su mujer. Al final, no poner remedio a una vida así, revela a una persona también pusilánime. La única diferencia es que es más sensible que Stuart.

De nuevo una historia de fracaso. El peculiar hallazgo de un cadáver es apenas una excusa llamativa para narrar otra historia de gente común que vive una vida insatisfactoria. Una expresión de su tiempo, según Carver.

Dummy

Dummy es un hombre disminuido psíquico. Junto a su casa —de nuevo un entorno rural— hay un estanque, surgido al completar el agua excavaciones minerales abandonadas. Compra unas percas por correo y las tira al estanque. Ellas son desde entonces su familia. Su mujer —está casado— le engaña con un considerable ramillete de amantes.

Historia narada por el hijo de un amigo de Dummy. De nuevo primera persona. Una vez más, vidas fracasadas e infelices. Primer relato del libro en que nadie tiene una afición desmedida por el alcohol.

La tarta

Un matrimonio roto. Un hombre destructivo, va a pasar una comida de Navidad con sus hijos y su ex mujer. Lo invaden los celos respecto de la nueva vida de su mujer. Un relato en que Carver nos habla del maltrato en la familia y la pareja. Poco más.

La calma

Una estampa cotidiana. Una peluquería de caballeros. Los parroquianos entablan una conversación que deriva inopinadamente en una pelea. La narración es en primera persona, partiendo de un personaje al que están cortando el pelo. Hay un chico joven con resaca… y cuando ya crees que has escapado a la tónica pesimista con que miran al mundo estos relatos, aparece un enfisema, los recuerdos de una juventud en retirada, la muerte y, por supuesto, un matrimonio que rebasa el límite de rotura. Carver.

Eso sí: muy bien escrito. Ágil y persuasivo. Te metes en la historia casi sin darte cuenta.

No ha sido de mis preferidos en cuanto a mensaje.

Mío

Un cuento de dos páginas. Fugaz. Sin embargo, una estampa de una tensión enorme. Un hombre va a abandonar a su mujer. Hace la maleta. Discuten. Hay un bebé. Él quiere llevarlo consigo. Ella quiere retenerlo. Luchan. Tiran cada uno del brazo. Final en elipsis, a lo Carver. Inquietante.

Muy buen relato. Gran escritor. Él mismo lo definió como un minirrelato y como tal lo envió a diferentes publicaciones.

La distancia

Nada nuevo. Otro postulado de Carver sobre su incapacidad para creer en las parejas duraderas. El propio Carver tuvo una vida sentimental muy desordenada y da por sentado que toda pareja se deteriora con el tiempo y perece. Mal parece incapaz de pensar que a otros les ha ido mejor en este apartado.

Principantes (De qué hablamos cuando hablamos de amor)

Es un relato muy potente. Pone una panoplia de opciones sobre la mesa alrededor de la cuestión universal: qué es el amor.

Se cuenta la historia de dos ancianos. Amor de por vida, convivencia, necesidad, dependencia, vulnerabilidad, entrega, compartir, abnegación, tú primero… Y también se cuenta la historia de cuatro amigo, dos parejas, que vienen de divorcios, pasados difíciles, malas experiencias… Las tragedias que aparecen en lo más prosaico. Así es Carver.

Los personajes debaten sobre el amor. Al exponer las diferentes opiniones, posturas y ejemplos invitan al lector a debatir con ellos.

El amor es absoluto en principio. Relativo en la práctica. El amor no garantiza la felicidad, porque el amor también se manifiesta en los momentos difíciles. Necesita la infelicidad para probarse. Amarse solo en la felicidad, en la prosperidad y en la salud, no es amarse, es disfrutarse. Pasarlo bien juntos.

Formas violentas de relación, no son amor. Que diga lo que quiera el realismo sucio, aunque el realismo sucio sólo quiere pintar el cuadro, no adoctrinar.

Un relato a la altura de su fama.

Una cosa más

El colofón. El epílogo a todo. Un relato de un matrimonio y una convivencia familiar rotas. Ante semejante panorama ella pregunta al hombre borracho al que acaba de echar de casa:

¿Es esto el amor?

Conclusión

Este conjunto de relatos es una cadena de tragedias. No son tragedias tipo Shakespeare, sino cotidianas. Gente vulgar, de todo rango. Como dice un personaje del último relato, cada pieza de esta obra es «un eslabón más de esta cadena de tragedias».

Un autor para disfrutar, pero unas historias para sufrir. Es un vapuleo.

A mí, personalmente, Carver me encanta. Tengo que recomendar siempre la lectura de sus obras.

Esta en concreto, mejora mucho la versión publicada entonces. Lo que Gordon Lish hizo con este original fue estropearlo, no mejorarlo para ser publicado. Si obtuvo tanto éxito, fue según me parece a mí, por el talento de Carver, no por la inestimable “ayuda” de Lish. Suerte que tenemos esta edición.

Estilo

Directo. Conciso. Minimalista. Realismo sucio. Lenguaje cotidiano pero no vulgar. Un estilo dedicado a impulsar la atmósfera de fracaso y personajes rotos que preside todo el universo Carver. Hasta cuando hace una descripción de belleza para ubicar el relato, todo se empaña. Sirva de ejemplo esta metáfora con la que abre el relato Mío. Dice así:

«Durante el día salió el sol y la nieve se deshizo y se convirtió en agua sucia»

Iba camino de ser una postal bucólica. Acaba siendo un lodazal inmundo. La mejor metáfora posible para sus propios relatos: juventud bucólica que desemboca en vejez enferma. Enamoramiento juvenil que desemboca en promesas rotas y matrimonios fallidos.

Eso es este libro y hasta el estilo lo evoca.

La traducción

La traducción es de Jesús Zulaika. Es correcta, aunque encontramos algunas cositas insignificantes que son poco naturales al español:

Por ejemplo en la página 211 dice:

«Mi padre le hizo adiós con la mano» «Le hice adiós con la mano»

Hacer adiós resulta raro. Despedirse, decir adiós… pero hacer adiós es algo un tanto extraño al uso natural.

Pequeños apuntes insignificantes en un libro de 300 páginas.

Hilos conductores

Principiantes de Raymond Carver

Las adicciones. El alcohol. En la época de estos cuentos, Raymond Carver tuvo muchos problemas con la bebida. En sus cuentos refleja su visión de aquellos años tan difíciles y su preocupación por todos los errores que la alcoholemia le hizo cometer. Este tema aparece en casi todos los cuentos del libro.

Vidas fuera de control. Todos los cuentos, nos muestran en mayor o menor medida personas que pierden el control de sus vidas. O bien son caóticas y desastrosas o, en el mejor de los casos, inertes, personajes que flotan en sus vidas como corchos a la deriva.

La búsqueda de la felicidad. Esta temática es ya muy posmoderna, propia de la época de Carver, de una sociedad occidental con una clase media acomodada que, resueltas las necesidades básicas empieza a pensar en un orden superior.

Cartografía de un estrato social de Estados Unidos. Carver nos muestra un territorio lleno de gente infeliz, presa de vidas anodinas. Un lugar poco desarrollado, falto de oportunidades, donde la violencia y el alcohol copan todos los escenarios. Obviamente será un lugar con pros y contras, como todos, pero Carver proyecta sólo ese matiz o indeseable.

Todos los cuentos, nos muestran en mayor o menor medida personas que pierden el control de sus vidas. O bien son caóticas y desastrosas o, en el mejor de los casos, inertes, personajes que flotan en sus vidas como corchos a la deriva

Material autobiográfico. Carver tuvo problemas con la bebida. Su padre también. Su progenitor era muy aficionado a la pesca y la caza. En muchos de estos relatos se habla de ambas prácticas. El alcohol, por su parte, es omnipresente. Como si Carver, marcado por su propia vivencia, no pudiera imaginar siquiera una vida no marcada por la embriaguez, las peleas, los divorcios y la limitación de la vida rural. Hay personajes que trabajan en un aserradero, como el propio padre de Carver… como ves, el libro está repleto de referencias autobiográficas. Carver era hijo del realismo sucio, antes de ser uno de sus mayores exponentes.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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