Un lugar soleado para gente sombría

Un lugar soleado para gente sombría
4.6
(198)

12 cuentos de terror. Una de las escritoras más pujantes del momento sin ningún género de duda. Premio Herralde, Premio de la Crítica, Premi Ciutat de Barcelona… Los galardones se acumulan en el haber de esta argentina y quiero saber qué da de sí está nueva reunión de relatos. La edición corre a cargo de Anagrama, que tiene otros títulos ya publicados de la autora.

Los cuentos

No hay un índice en esta edición. Aquí se entra de lleno en la literatura de Mariana Enríquez. Qué más da el índice, si todos van a ser espacios de clara inmersión.

Mis muertos tristes

Emma es una medium de sesenta y dos años. En realidad, es una doctora retirada que vive en un suburbio argentino. Pero los fantasmas de su barriada, acuden a ella, no para que los ayude a completar su paso a otra dimensión, sino como terapia para sobrellevar su penosa “no vida” de tránsito a ninguna parte.

Fiel al estilo de Mariana Enríquez. Este cuento incide en miedos mucho más prosaicos. La pobreza en Argentina y su repercusión en unas urbes inseguras y llenas de problemas.

«Entiendo lo que pasa: cuando la miseria acecha de la forma en que acecha en mi país y en mi ciudad, si hay que recurrir a lo ilegal para sobrevivir, se recurre. Se gana más dinero que en un trabajo legal. Además, no hay tanto trabajo legal, para nadie.»

Un cuento interesante que rompe tópicos. Fantasmas que se muestran de manera procaz a todos los vecinos, no sólo a unos escogidos. A plena luz del día. Almas errantes que no buscan pasar a otro mundo sino que vagan como pacientes vivos de un consultorio psiquiátrico.

¿Hay parte autobiográfica? Se cuenta que la autora vivió en Lanús, un suburbio bonaerense con su familia, al calor de las historias de su abuela, devota creyente de la nigromancia.

Un relato muy bueno.

Los pájaros de la noche

Empieza con una advertencia: Bajo la influencia de Mildred Burton. Mildred Burton fue una importante pintora, dibujante y grabadora surrealista argentina. Como sucede a la propia autora, el surrealismo y el realismo político argentino formaron parte asidua de su discurso artístico.

Este es un cuento de una atmósfera sobrecogedora. En una casona abandonada, cerca de un río que atraviesa un parque desatendido de Paraná, viven dos hermanas con su abuela y su madre. Una hermana, Millie Burton, tiene trastornos alimentarios y psíquicos; la madre muere a edad temprana y la abuela tiene matices de Maléfica, la bruja de la Bella Durmiente. La otra hermana, la narradora, está muerta, aunque ella, ilusa, cree tener una enfermedad que le pudre la piel.

Un cuento muy simbólico. Las mujeres castigadas por una vida disoluta, se convierten en pájaros. Menos la narradora. Ella ha sido una víctima de los excesos de su familia y ha vivido una vida insulsa. Ahora, no es un pájaro sino un ente perdido en la casona, que ha dejado de existir, no con la muerte, sino con el olvido de Millie, que por fin ha volado del nido. Al final, el ave voló y lo que parecía un castigo, era una liberación.

La desgracia en el rostro

Primero del libro, que se narra en tercera persona.

Un cuento muy simbólico. Trae al recuerdo muchos efluvios Kafkianos. Me recordó en muchas cosas a su célebre Metamorfosis. El caso es que en este mismo libro hay un cuento que se llama precisamente así. Pero centrándonos en este, diremos que es la historia de tres generaciones de mujeres la abuela, la hija y la nieta que comparten una maldición: su rostro se va desdibujando hasta quedar difuminado.

Los traumas del pasado emborronan nuestra identidad futura. Participan de lo que seremos. Es más, lo determinan. Los traumas que no se resuelven, crecen.

De nuevo, usa el terror para hablar de cosas profundas. Nos habla de los secretos en las familias, que suelen flotar de la peor manera y permear a las generaciones herederas.

Nos habla de la familia. De esa transmisión que se produce en su seno, no sólo de lo mejor, sino de todo. Familias tóxicas suelen pueden empujar en sus hijos un spin off igualmente tóxico.

Nos habla de la apariencia en sociedad. Esto se aborda en el cuento anterior también. Ambas protagonistas quieren quedarse aisladas para no ser vistas. La importancia de la apariencia en nuestras sociedades es tal que, si no se tiene una buena forma, mejor no socializar.

Algo más difícil de leer que los anteriores. Más complejo en su decodificación.

Julie

Este relato es genial. Narrado en primera persona, una chica cuenta la historia de su prima Julie. Dicha prima y sus padres —los tíos— emigraron a Estados Unidos a vivir el sueño americano. Ahora vuelven a Argentina, para quitarse un problema de encima: Julie.

Julie tiene contactos muy especiales con el más allá. Tiene relaciones sexuales con espíritus muy sobones.

Da grima. Pero en medio de ese clima, Mariana Enríquez acierta a hacernos pensar sobre muchos temas: la ingenuidad del emigrante y la cruda realidad americana; el enojo del castigado argentino por décadas de carestía están al fondo, como esa motivación política que suele aparecer en la autora.

La incomprensión del diferente sea tal vez el gran tema. Las formas de sexualidad menos convencionales y su difícil encaje en sociedad, la estigmatización, la patologización… Solazarse con el más allá no es mínimamente plausible, pero es una metáfora inextricable de cosas que sí han pasado en nuestras sociedades.

A veces la familia no es el lugar más feliz. La familia está donde nos aceptan tal como somos, no donde comparten una cadena de ADN.

Muy, muy buen relato.

Metamorfosis

El peor terror posible. El quirófano. La biopsia posterior de lo que te sacan. Olvídate de fantasmas; contactos con muertos y lo que quieras. Nada infunde tanto pavor como ver el cuerpo avanzar hacia la vejez y acompañar tan ingrato proceso con visitas de creciente frecuencia al cirujano.

Bajo un relato de este tipo, la autora zurra. Creo que subyace una critica a la moda de pasar por un quirófano para verse así o asao y a una sociedad en la que se da demasiada importancia al físico y la eterna juventud.

Mariana Enríquez es muy muy buena escritora.

Un lugar soleado para gente sombría

Un lugar soleado para gente sombría

Los Ángeles. Ese es el lugar soleado, brillante por el sol y el oropel gringo. La gente sombría son las personas infortunadas que viven allí. Ahogadas entre tanto éxito, fracasados en la tierra del triunfo, enfermos y moribundos en la tierra de la piel tersa y expuesta.

Todo ese retrato lo hace Enríquez oculto bajo este relato. Una joven reportera de lo raro y lo extraño vuelve a Los Ángeles para investigar la historia de una chica muerta en un depósito de aguas.

Un cuento extraño, donde los muertos vuelven sin cesar. Reviven cada vez que los recordamos, pero se fueron, así que vuelven a morir.

Los himnos de las hienas

En una zona pija, había un zoológico. Las gentes bien, ahora ven los zoológicos como cárceles llenas de inocentes. De manera extrema, deciden quemarlo. Ahora algunos animales campan por ahí.

Una pareja de novios esonb, deciden visitar las ruinas. En ellas encontrarán mucho más que piedras derruidas.

Un cuento de terror algo más tirando a clásico. No es mi preferido del libro, pero mantiene el nivel por ambientación y por la potencia literaria de su escena más álgida.

Diferentes colores hechos de lágrimas

Otra protagonista, narradora en primera persona. Una mujer que desprecia a los ancianos, acude a casa de uno —adinerado— que quiere deshacerse de los vestidos de su difunta esposa. Nuestra narradora trabaja en una tienda de ropa de segunda mano que revende.

Es una mujer de corazón vacío. Desprecia su pasado y su futuro. Su infancia y su no conquistada vejez.

Los vestidos que obtiene del anciano le darán una lección. Que vivir odiando acaba mal. Que vivir con un corazón vacío, cuando adquirimos conciencia de ello, es la peor experiencia posible.

La mujer que sufre

«El tiempo, esa monstruosidad aplastante. El tiempo, lo único que no se podía parar y que ni siquiera se sentía»

Otra vez un relato girando en torno al envejecimiento. El ineluctable paso del tiempo. La protagonista trabaja en una clínica estética. Sin embargo, empieza a temer no tanto al fantasma que parece vivir en su casa sino a padecer su misma enfermedad.

No tiene indicios para temerlo, pero así es el miedo. Cerval. Irracional. Cuanto más incongruente, más potente.

Conforme la autora relata, el lector lo imagina. El lector dibuja en su mente una composición a razón de los detalles de la narración. Dos lectores diferentes imaginarán la misma escena, puesto que el texto es común a ambos, pero cada uno va a conformar un cuadro muy distinto en los detalles.

La facultad del buen escritor/a es crear esa ilusión. La imagen literaria, que brota de la mente del escritor y que el lector reproducirá mezclada con sus propias coordenadas.

Pues bien, Mariana Enríquez crea unas imágenes literarias muy potentes. En este relato, La mujer que sufre, da muestra de ese talento. Hay una imagen de las que te dejan con dudas sobre apagar la lamparita para dormir.

Muy buena esta autora.

Cementerio de heladeras

Una vieja fábrica clausurada por mano del gobierno. Esto tiene un efecto apocalíptico sobre un pueblo. En un solar contiguo al edificio, cientos de neveras abandonadas —un atentado medioambiental en toda regla— envejecen y se pudren como cofres llenos de secretos que encuentran amparo en el anonimato de la masificación.

Un artista local

Un relato pesadillesco. Una excusa para contar tantas cosas. La Argentina vacía. La Argentina rural asolada por el éxodo de las nuevas generaciones a la gran ciudad.

Pueblos convertidos en museos. Habitantes reducidos a un papel de exotismo que no eligieron. Una condena a base de esterilidad, senectud y aislamiento en favor de otros.

De nuevo un cuento de terror. Otra vez, la excusa de Enríquez para mostrar una visión personal de su país, de su sociedad y de sus pecados.

Ojos negros

Una historia con mucho «rollito». Los pobres, los inopes, los indigentes… El relato habla de la pobreza y la marginalidad. En primera persona se cuenta la historia de unos jóvenes que trabajan en un servicio de asistencia y socorro de estas personas. Comedor social, alojamiento…

Una noche van a tener un encuentro desconcertante. Unos niños anacrónicos con un comportamiento amenazante y unos ojos faltos de vida.

En el transcurso, la autora suelta algún latigazo al político. Se referirá a la privatización de la asistencia al pobre como necesaria pese a cierto margen de corrupción, frente a la inoperancia e incapacidad del ente público.

Así es Mariana Enríquez. Un reportero y columnista político que elige un formato diferente, el del género de terror, el relato, la novela… para denunciar su mundo mientras atrapa al lector en una historia llena de curiosidades y temores atávicos.

Mi impresión tras leer Un lugar soleado para gente sombría

Lo primero que saltó a mi vista fue el titular. Quise indagar durante toda la lectura para ver si descubría cuál era ese lugar soleado que se proponía para gente ensombrecida.

Acudió primero a mi mente un lugar físico: Argentina. Buenos Aires, acaso. Ya en el primer relato puse en duda tal hipótesis. Mariana Enríquez aprovecha cada cuento para hablarnos de un país —otrora vergel— arruinado, falto de promesa y proyección, carente de oportunidades, hambruno y precario. La violencia y el cainismo son las malas hierbas que crecen al socaire de esos problemas.

El lugar soleado para gente sombría es un relato más. El que da título al libro. Nada más.

O no. La literatura de Enríquez es un lugar soleado. Es luminosa. Brillante. Sus lectores, somos en cierta forma adoradores de las zonas más oscuras del ser humano, o qué somos si no los aficionados a la literatura de terror. Gente sombría.

Mariana Enríquez es una autora extraordinaria. No es la primera que escribe terror; no es la primera que además lo encaja en situaciones tan cotidianas que todos nos podamos identificar y asustar. No. Pero Mariana Enríquez tiene filo. Entre muerto y fantasma, quirófano y demente, te suelta unas pullas y dibuja unos retratos sociales que nada tienen que envidiar a los más sesudos novelistas realistas y mucho más aburridos que ella.

Mariana Enríquez tiene acción, mensaje, forma y duende. Todo. Lo dicho, para mí de las mejores escritoras las letras hispanas ahora mismo.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Acabo de terminar Nuestra parte de noche, me ha dejado tan loca la escritura de esta mujer… Llevaba mis dudas con ella, se sale bastante de lo que suelo leer, pero ¡cómo me ha agarrado y no me ha soltado! Estupenda escritora, estoy de acuerdo. Ahora quiero leer este y otros títulos previos de relatos también. Mariana Enriquez se va a quedar en mi biblioteca…
    Lo que cuentas sobre este tomo en concreto me gusta, pienso que también podría disfrutarlo (o lo que sea que se hace con lo que nos transmite esta mujer).
    Un saludito.

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