El paciente de Juan Gómez Jurado. Año 2014. Ediciones B (Rústica) 492 páginas
El paciente cuenta la historia del doctor Evans. Cirujano de muchísimo prestigio, hombre con un sentido moral de la profesión, viudo reciente, joven y padre de una niña de siete años.
Evans está en un momento cumbre de su carrera. Tiene que operar de máxima urgencia al mismísimo presidente de los Estados Unidos. Entonces alguien secuestra a su hija y le ofrece un trueque: la vida de ella a cambio de la del presidente, que estará en sus manos.
Y si con esto no te ha picado la curiosidad… La novela está escrita con narrador en primera persona y homodiegético, el doctor David Evans, que además nos habla desde el corredor de la muerte. Esto no es un spoiler porque te lo dice en la primera página.
Conflicto nítido. Tensión narrativa máxima. Atmósfera de thriller. Ritmo y manejo del género. En 2014, ya se barruntaba el temple genial de un autor excelso dentro de la narrativa de género.
Los capítulos —siempre cortos— están ordenados por orden numérico. Ese orden (1, 2, 3, 4, 5…) se corta cuando aparece un capítulo que tiene una denominación nominativa, por ejemplo Kate. Ese capítulo ya no está narrado en primera persona, sino en tercera omnisciente y a su término, la novela retoma el orden numérico allá donde lo dejó (…6,7,8…) y vuelve a la voz narrativa de David Evans. Este recurso está muy bien porque te da lo mejor de dos mundos: la vivacidad de la narración en primera persona y la visión global del narrador total. Además, el efecto de intercalar es otro elemento más que da ritmo a la narración y la hace ágil.
El ser más poderoso del mundo es vulnerable. La premisa de que el Presidente tenga una grave dolencia tiene un punto de interés añadido a la trama. La enfermedad como personaje, como uno de esos guardias pretorianos que caminaban junto al César para recordarle que no era un Dios: «recuerda, César, que vas a morir». Hay algo de eso durmiendo bajo la piel de esta trama.
Novela de interés a los asiduos de Reina Roja. Como yo. Leo “El paciente” después de haber leído Reina Roja, Loba Negra, Rey Blanco, Todo arde, Todo vuelve… y hasta Amanda Black. ¿Por qué sostengo que tiene valor si ya has leído Reina Roja (como media España)? Porque descubres cosas sobre Mr. White, el villano malísimo de este universo literario.
Por supuesto, también por la trama. No tan viva como las posteriores (hay una evolución del autor, un perfeccionamiento de la técnica), pero a pesar de ello, de interés.
Llama la atención la mirada sobre el cáncer. De un cientificismo propio del ambiente médico que
da atmósfera a este libro, se invita a reflexionar sobre el cáncer como un proceso natural, una forma de vida que crea nuevos vasos sanguíneos a partir de otros ya existentes. Un proceso natural, esencial para la vida:
«Una forma que tiene la naturaleza para librarse de nosotros y lograr que dejemos paso a la siguiente generación»
Como novela es lo que esperas de Gómez Jurado. Tensión narrativa, conflicto nítido y ritmo fluido. Si lo comparo con otras novelas del universo Reina Roja, innecesario e inevitable, diría que en esta hay menos subtramas, los personajes son un poco más planos —excepto el de Kate, hermana de Rachel, la difunta esposa del protagonista— y la trama no es tan revirada aunque sigue siendo excelente.
Gómez Jurado es un autor de recursos. Esto es incuestionable. Algunos son verdaderamente sorprendentes. Por ejemplo, usa una interpelación directa del narrador al lector (pág. 453 y pág. 483 y 486 muy especialmente), que es una cosa que no se suele ver en la literatura contemporánea. Es un autor que sabe llevar al lector a través de una lectura muy adictiva y llena de tensión y emociones. En su género, un maestro.
Es un libro de ambientación clínica. Usa términos como exanguinación, incluso fuera de capítulos que se desarrollen en el ámbito hospitalario. Organización de quirófanos, equipos médicos, algunos apuntes sobre cirugía, sobre cáncer, sobre operaciones… sin ser desafiante ni excesivamente técnico. Añade un punto de interés a la novela y aumenta —opino yo— su calidad. La operación a la que alude la novela se cuenta de una forma magistral. Merece el reconocimiento rendido de cualquier lector. No, Juan Gómez Jurado no es cirujano, no tiene conocimientos médicos avanzados, pero te lo cuenta como si se hubiera criado a los pechos de un quirófano.
Buena novela. Un autor, un contador de historias, que escribe thriller sin complejos, porque atrapar al lector y entretenerlo, hacerlo disfrutar, es argumento más que suficiente para estar satisfecho como escritor.
A los puristas literarios no les gustará. No pasa nada. Lo que no me parece acertado es desdeñar estas novelas. Pertenecen a un género que es responsable de millones de lectores nuevos en todo el mundo. Luego, esas criaturas pasa páginas a las que se mira con paternalismo y condescendencia cuando bien, o directamente con desprecio cuando mal, darán el salto a novelas de toda índole y nadie recordará que es al thriller, a la novela negra o al terror —a la literatura de género— a quien debemos esos lectores.
A los lectores que leen de todo. A los lectores que leen novelas de entretenimiento. A los lectores de toda índole, la novela les gustará, como mínimo les hará pasar un buen rato. Uno lleno de tensión, de interés y de emociones.
Larga vida a Gómez Jurado.