La guardiana de libros

Reseña La guardiana de libros Ediciones B
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Algunos critican la publicación de libros sobre el III Reich. Es ingente. Yo creo que el problema no está en que haya mucho sobre el mismo tema. Lo objetable es qué tipo de libros se publican. Los hay centrados en el morbo del castigo, el dolor, el atropello de las libertades, la dimensión masiva del crimen, la sensiblería… 

Y los hay como este, de Mario Escobar, que miran al ser humano. Este es el relato de Helene Nathan, una bibliotecaria berlinesa, primera directora de biblioteca en Alemania, que le tocó vivir los peores años de la historia del país teutón. Fue obligada a quemar libros prohibidos, internada en un campo de concentración, maltratada, violentada… Y respondió desde la integridad y el coraje. Y son estos libros que inspiran desde el testimonio, los que no admiten protesta: necesitamos libros así y la deriva del mundo actual no hace, sino confirmarme esta teoría. 

«La guardiana de libros» relata la vida de Helen Nathan, una bibliotecaria en la Alemania nazi de 1933, quien se dedica a salvaguardar libros que el régimen busca eliminar. Su tarea es ocultarlos y preservarlos, transformando su biblioteca en un refugio contra la censura y la opresión, en un valiente acto de oposición que enfrenta los riesgos y las sombras del nazismo.

Tiene algún desliz melodramático, pero se le perdona. Debe ser fácil explorar esa vía cuando el tema es el que aquí se trata.

Es un libro que lleva a hacerte preguntas:

  • ¿Inculcó Hitler su odio al pueblo o simplemente hizo de altavoz de algo que ya estaba ahí antes? 
  • ¿Qué grado de responsabilidad de pensamiento, palabra, obra u omisión tiene aquel pueblo sobre lo que sucedió?
  • ¿Son víctimas o cómplices?
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La guardiana de libros

Portada de La guardiana de libros

Autor: Mario Escobar

Año: 2025

Editorial: B

Páginas: 368

ISBN: 978-8466676823

⭐⭐⭐

Reseña de Álvaro Sánchez Oliveros

Esta novela apunta más lejos. A toda la humanidad de ese entonces:

«Mi padre intentó conseguir un visado para Noruega, pero, como el mar del Norte está en alerta, no se lo han concedido. Casi todos los países han cerrado sus fronteras a los judíos. Estamos rodeados de hipócritas: critican a Hitler, pero en el fondo piensan como él.»

Cuando hay una corriente así, todos estamos a examen. Por supuesto los que perpetran los atropellos, pero también los que los miran de soslayo, se ponen de perfil o no alzan la voz. 

Esto me conecta con dos libros (la lectura siempre lo hace):

El rey de Varsovia del autor polaco Szczepan Twardoch. Ahí se puede comprender que en Polonia había una fuerte opinión antisemita antes de la irrupción de Hitler. 

«Hemos protegido algunos libros que pueden estar en peligro. Dicen que van a elaborar listas de libros prohibidos. No han llegado aún, pero hemos metido aquí las obras de filósofos como Marx, Engels y otros, además de las novelas de significados escritores judíos que muy pronto tendrán que abandonar el país.»

Y me ha recordado a la Divina Comedia. Hay un momento en que Dante y su guía Virgilio, van de camino al Infierno y pasan junto a un grupo de almas muertas que, cuando estaban vivas, cometieron el pecado de permanecer neutrales en un momento de crisis moral.

«Los alemanes están hartos de inestabilidad, de inflación y de humillaciones. Ese austriaco les ha prometido que serán un pueblo fuerte de nuevo.»

Esto me recuerda al libro Deutschland Deutschland über alles de Kurt Tucholsky que leí en abril de 2024. En aquella obra, una de las que habrían ardido por derecho propio en la hoguera de 1933, me llamó poderosamente la atención el testimonio de Tucholsky, un hombre tan crítico con el ascenso populista que tuvo que exiliarse casi antes que nadie. Para el autor, buena parte del éxito de estos bárbaros residió en la incompetencia y la estupidez de los gobernantes que les precedieron. No bastó solamente con el contexto de posguerra. Corruptelas, privilegios de clase en medio de una población que moría de hambruna. 

En aquella reseña anoté que:

«el propio autor nos dice que su salario anual ronda los tres mil marcos, mientras que el de los gerifaltes que dirigieron a Alemania en la Primera Guerra Mundial cobran ocho o diez veces más.»

Los metieron en una guerra que no habían pedido. Perdieron hijos, esposos, hermanos, padres… Después vino la derrota. Luego la inflación, el hambre… y quienes habían avalado aquella guerra seguían viviendo una buena vida.

Eso hace caer un país en manos de un loco. Cuando tu país ya es un caos, no tienes tanto reparo en desatar el Apocalipsis y es más fácil echarse en brazos de quien te regala el oído con promesas de venganza. 

Y Alemania puso en marcha un desarrollo sin par. En un momento, la abuela de Helene le dirá:

«¿Para qué sirve tanta tecnología si el ser humano parece más primitivo que nunca?»

Una novela accesible, pero que también sabe ser simbólica. Por ejemplo, hay una boda feliz que termina en aguacero, es una metáfora perfecta de una nación hundida, pero de convivencia sostenida, que pasa en poco tiempo de estar rota por la procelosa ira de los fanáticos. Es muy fácil: los seres humanos no asumimos bien la frustración y todavía menos el fracaso. Eso nos hace proyectar. Cuando hay problemas siempre buscaremos alguien a quien echar la culpa, en quien proyectar la frustración, porque no sabemos qué hacer con ella encima. Judíos, libros, bolcheviques, católicos, ingleses, americanos… lo que sea antes de reconocer el propio fracaso.

Reseña La guardiana de libros

La obra contiene elementos metaliterarios. Hasta el punto mismo de que Stefan Zweig hace un ‘cameo’ en una de las escenas. Dado que la protagonista es la gran defensora del patrimonio literario germánico, encaja con bastante naturalidad en la historia, tanto esta como otras muchas alusiones de autores y obras.

Al respecto, parece que no existen pruebas fiables ni testimonios documentados que confirmen que Helene Nathan, la reconocida bibliotecaria berlinesa, conociera en persona a Stefan Zweig. Ignoro si el autor habrá podido encontrarlas o si es una preciosa licencia histórica de su narrativa.

Es una gran oportunidad de asomarse al género humano. Cuando la situación se vuelve límite aparece lo mejor del ser humano, pero también lo peor. Y eso también está en este libro: la traición del que sucumbe a la presión ambiental, el miedo como modificador de conducta, la felonía constante de un país partido en amigos y enemigos…

Es una novela muy ágil. Por momentos, fugaz. Hacia el final, hay partes de la trama que se resuelven de un plumazo. Es como si una vez superada la barrera de 1940 (en las aclaraciones históricas y precisiones del autor se intuye por qué) la narración toma una dinámica de saltos hacia delante en el tiempo y se zampa los cinco años restantes en un suspiro. 

El final, más poético que el real, es hermoso. En general, creo que Mario Escobar da en la tecla. Cuenta una historia y nos acerca al personaje, con bastantes licencias históricas que a mí no me parecen mal porque la historia real es sabida y porque esto es una novela. 

Lectura de fondo

Con esta novela aprendemos que la guerra es el territorio de la verdad. Los hipócritas dan la cara y nos enseñan su verdadero rostro, el que escondían en tiempos de paz: el perverso. 

Y los verdaderos amigos, puestos a prueba por el contexto, brillan con la sinceridad de su amistad. 

Cuando el mar se agita, saca a flote lo que escondía en el fondo. 

Buena novela.

EditorialB
Fecha de publicación10 septiembre 2025
Edición001
Idioma‎Español
Longitud de impresión368 páginas
ISBN-108466676821
ISBN-13978-8466676823
Peso del producto‎492 g
Dimensiones15.4 x 2.9 x 22.9 cm

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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