Si esto es un hombre. Nueva edición de Austral. 

Si esto es un hombre Reseña
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El Holocausto nazi sigue escandalizando. Su crueldad, su falta de humanidad, su dimensión… no hay un vector alrededor de este asunto, que no sea espeluznante.

Un pasaje nefando de la Historia humana. Sin embargo, la industria editorial publica cientos de títulos cada año. Se venden desvergonzadamente con reclamos sensacionalistas. Interesa explorar el morbo de ese episodio. 

La obra de Primo Levi no es para nada así. En primer lugar es el testimonio en primera persona de un superviviente de Auschwitz, que ya legitima. Pero en segundo lugar, es antes una reflexión de la conducta humana, de la dimensión moral del ser humano. Si esto que vimos en Auschwitz es el Hombre, mejor que no sigamos adelante, parece decirnos el autor. El ser humano es un ser moral y si la moral desaparece de la ecuación, entonces ya no es un Ser Humano, sino una bestia más.

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Si esto es un hombre

Portada de Si esto es un hombre

Autor: Primo Levi

Año: 1947

Editorial: Austral

⭐⭐⭐⭐⭐

Reseña de Álvaro Sánchez Oliveros

Primo Levi es un italiano judío en el peor momento posible: la Segunda Guerra Mundial. En 1943 se une a una milicia de partisanos opositores al régimen fascista de Benito Mussolini. Para diciembre es detenido y en enero de 1944 llega a Auschwitz. 

Este libro —primero de una trilogía conocida como Trilogía de Auschwitz— es el testimonio de ese episodio. Con permiso del diario de Ana Frank, es el mejor testimonio escrito del Holocausto judío. Si el de la joven amsterdamesa sobrecoge por lo particular de su escondite, este nos habla del campo de concentración, parte ya no recogida en el Diario de Anne Frank. La lectura de ambas obras puede considerarse perfectamente complementaria. 

Al cerrar las páginas de «Si esto es un hombre«, se experimenta una sensación tal como si hubiera recibido un golpe en el estómago, un recordatorio brutal de la capacidad del ser humano para infligir sufrimiento y degradación a sus semejantes. La experiencia de leer este libro es como descender a un abismo oscuro y silencioso, donde la humanidad había sido reducida a su mínima expresión. Y sin embargo, en medio de la oscuridad y la desesperación, Primo Levi encuentra una forma de expresar la dignidad y la resistencia del espíritu humano.

No lo he escrito con la intención de formular nuevos cargos; sino más bien de proporcionar documentación para un estudio sereno de algunos aspectos del alma humana.

A Levi lo apresan tras detenerlo como activista antifascista en 1943. No es que fuera un puntal de la rebelión:

“Cultivaba un sentido de la rebelión moderado y abstracto”

Es un libro que se pesa en sus reflexiones, no en los detalles macabros y sórdidos del cautiverio. Por ejemplo, cuando del campo de concentración de Fossoli, deportan a los judíos a Auschwitz, sabedores todos de lo que eso significaba, sobre la noche inmediata a la partida, dice Levi:

«…ninguno de los guardianes, ni italianos ni alemanes, tuvo el ánimo de venir a ver lo que hacen los hombres cuando saben que tienen que morir»

Contexto personal 

Primo Levi nació el 31 de julio de 1919 en Turín, Italia, en una familia judía de clase media. Su padre, Cesare Levi, era un ingeniero eléctrico, y su madre, Ester Luzzati, era una ama de casa.

Cesare Levi, padre del autor, judío, perteneció al Partido Fascista, que era una especie de emanación híbrida entre el nacionalismo y el socialismo. ¿Cómo es posible que Cesare Levi, judío, perteneciera al partido fascista? Porque las primeras consignas antisemitas del fascismo italiano llegarán con la hegemonía alemana. Cuando Mussolini comprende el liderazgo absoluto de Hitler, y para ponerse al abrigo de aquel, asimila sus postulados y tesis antisemitas que no estaban en su primer borrador ideológico. 

Creció en un entorno familiar culto y liberal, donde se fomentaba el amor por la literatura, la música y la ciencia. Su familia era de origen judío, pero no era particularmente religiosa.

Levi estudió química en la Universidad de Turín y se graduó en 1941. Sin embargo, debido a las leyes raciales fascistas que prohibían a los judíos trabajar en la industria química, Levi no pudo encontrar empleo en su campo.

En 1942, se unió a un grupo de partisanos antifascistas en las montañas del norte de Italia. Fue capturado por los fascistas italianos en diciembre de 1943 y deportado al campo de concentración de Auschwitz en enero de 1944.

La experiencia de Levi en Auschwitz tuvo un profundo impacto en su vida y su obra como estamos comentando. Después de la liberación del campo en enero de 1945, Levi regresó a Turín y comenzó a escribir su experiencia en Auschwitz, que se convertiría en el libro que aquí estamos comentando: «Si esto es un hombre«

A continuación, he recogido las edades de Primo Levi en algunos momentos clave de su vida durante el conflicto y su confinamiento. 

Yo creo que es interesante para entender el momento vital del autor al momento de hablarnos, aunque también habrá que suponer una madurez acelerada cuando toca en suerte —en desgracia— vivir episodios como los que Levi vivió.

  • – 1919: Nace Primo Levi el 31 de julio.
  • – 1939: Levi tiene 20 años cuando estalla la Segunda Guerra Mundial.
  • – 1943: A los 24 años, Levi se une a un grupo de partisanos antifascistas en las montañas del norte de Italia.
  • – 1943 (diciembre): Levi es capturado por los fascistas italianos a los 24 años y es deportado al campo de concentración de Auschwitz en enero de 1944.
  • – 1944-1945: en primera instancia va al campo de Fossoli, cercano a Módena. Después, ya deportado, Levi pasa 11 meses en Auschwitz, hasta la liberación del campo por las tropas soviéticas en enero de 1945. Durante este tiempo, Levi tiene entre 25 y 26 años.
  • – 1945: Después de la liberación, Levi regresa a Turín y comienza a escribir su experiencia en Auschwitz. En este momento, tiene 26 años.
  • – 1947: A los 28 años, Levi publica su libro «Si esto es un hombre», que relata su experiencia en Auschwitz.

El tono de la obra

No es un cuento de hadas. No puede serlo. El marco de la acción es el que es. Pero el tono del libro, que a mí me parece lo más interesante del mismo, es que no pone la atención en el crimen, en el escupitajo, en el golpe, en el latigazo o el insulto. Su atención se pone siempre en la conducta del ser humano: por qué actúa así. Cómo puede explicarse una conducta así. 

El siguiente párrafo ilustra bien esta tesis. Dice así:

«Allí nos esperaba el tren y la escolta para el viaje. Allí recibimos los primeros golpes: y la cosa fue tan inesperada e insensata que no sentimos ningún dolor, ni en el cuerpo ni en el alma. Sólo un estupor profundo: ¿cómo es posible golpear sin cólera a un hombre?»

No se recrea en los golpes. No detalla si fueron bofetadas, puntapiés o puñetazos. Los cuenta porque los hubieron, y las enfermedades infecciosas y las iniquidades, pero lo que le interesa es reflexionar sobre cómo puede un hombre cualquiera, golpear a otros a los que ni siquiera conoce y que no le han hecho nada. Ese es el tono del libro. 

Levi era químico de formación. No pudo ejercer porque esa profesión a los judíos les quedó vetada. No era un filósofo, sin embargo el texto tiene vocación literaria. No busca únicamente transmitir un mensaje, sino que se aprecia preocupación por hacerlo de manera bella, con metáforas, símiles y una notable potencia expresiva. No cabe duda de que el mismo mensaje, contado con tal ánimo, resulta mucho más apetecible al lector. 

Y en cierta manera es una obra literaria. Hay una vocación de belleza expresiva de la que podría prescindir sin mermar el mensaje. Sin embargo, prevalece el esfuerzo por expresarlo de una forma esmerada. Por ejemplo, nos dice que al final de su cautiverio, se escuchaba el “diálogo de la artillería” cuando bien podría haberlo con un término tan preciso como ‘bombardeos’. Pero claro, no hay duda de que el diálogo de la artillería es más poético. 

Y filosóficamente el libro tiene asertos que flotan a un nivel altísimo:

Todo el mundo descubre, tarde o temprano, que la felicidad perfecta no es posible, pero pocos hay que se detengan en la consideración opuesta de que lo mismo ocurre con la infelicidad perfecta. Los momentos que se oponen a la realización de uno y otro estado limite son de la misma naturaleza: se derivan de nuestra condición humana, que es enemiga de cualquier infinitud. Se opone a ello nuestro eternamente insuficiente conocimiento del futuro; y ello se llama, en un caso, esperanza y en el otro, incertidumbre del mañana. Se opone a ello la seguridad de la muerte, que pone limite a cualquier gozo, pero también a cualquier dolor.

Deshumanización: el gran tema 

La deshumanización es el gran asunto del libro. Para Levi el ser humano ES un ser moral, por tanto, en el campo de concentración, de exterminio, donde la moral ha dimitido, simplemente no la hay, se puede llegar a este silogismo: si no hay moral, no hay humanidad. 

Su testimonio cuenta que en un espacio poblado por miles de hombres, casi se podría decir que no había humanos, porque no había conductas morales. Los carceleros trataban de forma inmoral a sus presos. Los presos, eran auténticos enemigos unos de otros, pues todo saqueo, abuso y vileza cabían con tal de sobrevivir más que el compañero. Unos, tenían una inmoralidad culpable, dolosa. Otros, una inmoralidad consecuente, inoculada, contingente, no escogida, pero factual. La inmoralidad de unos procede de la ideología, del fanatismo. La de otros, de la necesidad y la debilidad. Por eso no se pueden parangonar. Los nazis eran responsables de su propia inmoralidad y de la de los presos. 

Y lo que Levi viene a decir al respecto de esta delicada cuestión de la degradación moral en aras de la supervivencia es que, quien sobrevivió, alberga un sentimiento de culpa ante la tumba de los que cayeron, pero que esa culpa solo la puede juzgar uno que haya estado allí dentro. Tú y yo, no.

La víctima privada de su pureza. La víctima es arrastrada a ese vórtice maligno que propone el captor. Ha generado unas condiciones de vida tan imposibles, que para sobrevivir tienes que volverte tan envilecido como el propio nazi. De forma que tú ya no eres tú, sino un constructo de la peor factoría de horrores. Ni sus propios actos ya les pertenecían, casi. Y digo casi porque en el mismo Auschwitz, tres años antes de llegar Levi, Maximiliano Kolbe demostró que la libertad moral, la de elegir el bien o el mal, es inalienable. 

A Levi le impacta la transformación que sufre la persona en el campo de exterminio. No la física, sino la personal. Al tener que poner todo bajo el imperativo de sobrevivir, la personalidad que se había desarrollado, muta en una completamente diferente, adaptada a la nueva realidad. Se adoptan nuevas conductas que tal vez le habían sido del todo ajenas hasta el momento.

hemos aprendido que nuestra personalidad es frágil, que está mucho más en peligro que nuestra vida;

En determinado momento nos cuenta cómo era la gestión de la incertidumbre dentro del Lagar, del campo. Refiere los días en que sabían que iban a hacer selección, es decir, un macabro triaje donde a unos les esperaba la cámara de gas y a otros permanecer en la esclavitud. Como no había buena opción, los prisioneros elegían la menos mala. En un párrafo que da mucho que pensar sobre la especie humana, Levi lo cuenta así:

Los jóvenes dicen a los jóvenes que serán elegidos todos los viejos. Los sanos dicen a los sanos que sólo serán elegidos los enfermos. Serán excluidos los especialistas. Serán excluidos los judíos alemanes. Serán excluidos los Números Bajos. Serás elegido tú. Seré excluido yo.

Recibimiento del libro

Una anécdota interesante sobre «Si esto es un hombre» es que Primo Levi inicialmente tuvo dificultades para encontrar un editor dispuesto a publicar su libro. De hecho, la primera editorial que rechazó el manuscrito fue Einaudi, una de las editoriales más prestigiosas de Italia.

Finalmente, el libro fue publicado en 1947 por la pequeña editorial De Silva, con una tirada inicial de solo 2.500 ejemplares. Sin embargo, el libro no ganó mucha atención hasta que fue reeditado por Einaudi en 1958, once años después de su publicación inicial.

Esta anécdota destaca la perseverancia de Primo Levi y la importancia de su obra, que finalmente recibió el reconocimiento que merecía.

Podemos reflexionar acerca de este dato. Recién terminada la guerra —recordemos, Levi tiene el libro listo en 1947— la gente no está dispuesta a recrear el horror de Auschwitz. La voluntad general es mirar para delante y alejarse el horror que ha sido la guerra. No tienen ganas de mirar cara a cara al fantasma del que muchos han sido cómplices, cuando no factuales, pecadores por omisión.

Una década más tarde, la sociedad ya puede mirar con cierta distancia ese pasado.

Es particularmente interesante el apartado final, dedicado a la situación de Auschwitz derrotados ya los alemanes. La lucha por la supervivencia en un campo abandonado, donde la ausencia nazi era sinónimo de ciertas libertades tanto como de desgobierno e imperio del más fuerte.

La obra de bestialización de los alemanes triunfantes había sido perfeccionada por los alemanes derrotados.

El Lager

Repite mucho la palabra Lager ¿A qué se alude con esto?

En el libro «Si esto es un hombre», Primo Levi se refiere al «Lager» para describir el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, donde estuvo prisionero desde enero de 1944 hasta la liberación del campo en enero de 1945.

El término «Lager» es una palabra alemana que significa «campo» o «campamento», pero en el contexto del Holocausto, se refiere específicamente a los campos de concentración y exterminio nazis.

En el libro, Levi utiliza el término «Lager» para describir la realidad del campo de concentración, donde los prisioneros eran sometidos a condiciones inhumanas, como la hambruna, la enfermedad, la violencia y la muerte. El «Lager» se convierte en un símbolo de la degradación y la deshumanización que sufrieron los prisioneros en los campos de concentración nazis.

Si esto es un hombre…

Con ese título, te preguntas sin remedio ¿qué es para Levi un hombre? ¿Dónde pone la frontera entre lo humano e inhumano tras su experiencia?

Es no humana la experiencia de quien ha vivido días en que el hombre ha sido una cosa para el hombre

La edición ampliada en 1976

En 1976, Primo Levi añade una adenda a su obra inicial de 1936. Ese apéndice está recogido en esta edición de Austral que a mí me ha parecido más que correcta además de tener un diseño y encuadernación muy bien resueltos. 

Esa añadidura me parece tan interesante como el propio libro. Un hombre mucho más maduro, que ha tomado distancia con Auschwitz, responde a preguntas frecuentes que se le hacen y que son del máximo interés. 

Trilogía 

Como ya se ha dicho, de Primo Levi se conoce lo que se ha dado en llamar la Trilogía de Auschwitz, compuesta por esta y dos obras más, posteriores.

Sin embargo yo, tras leer Si esto es un hombre, no puedo contener su asamblea con otros dos testimonios de cuya unión saldría para mí el súmmum de la literatura escrita sobre el periodo nazi:

  • Si esto es un hombre
  • El hombre en busca de sentido
  • El diario de Anna Frank 

Con la obra de Frankl, también aparecida en 1946, no he parado de ver paralelismos. Sin embargo, es en el anexo de 1976 cuando Levi me los ha confirmado todos, cuando habla de las causas a las que atribuye la suerte de contarse entre los que sobrevivieron:

Quizás también me haya ayudado mi interés, que nunca flaqueó, por el ánimo humano y la voluntad no sólo de sobrevivir (común a todos), sino de sobrevivir con el fin preciso de relatar las cosas a las que habíamos asistido y que habíamos soportado

Levi cree que sobrevivió en buena parte porque tenía un propósito. Confirma así la tesis de la Logoterapia de Viktor Frankl. De plano. Para el psicólogo austriaco, el ser humano necesita encontrar un motivo para dar sentido a su vida, cada uno el suyo, cada uno de naturaleza igual o distinta, pero tiene que tener uno. Sin sentido, sucumbe ante la barbarie de algo como Auschwitz. 

En definitiva Si esto es un hombre es uno de esos libros de los que no se sale como se entró. Algo queda. Una reflexión, una admonición, un dato no conocido aún (parece mentira tras tanta película y tanto libro), una sensibilidad nueva o matizada. 

Libros que deben leerse urbi et orbe. Todas las generaciones. Acierta Levi cuando cita a Heine: “Allí donde se queman los libros, se acaba quemando personas» que había lanzado este aviso mucho antes de llegar Hitler.

Donde se queman (o se cancelan, o se silencian, o se hace escarnio) los libros que no agradan a una opinión, más tarde se aplicará el mismo trato a las personas que los han escrito, los han leído o simplemente no se han opuesto a ellos con la ferocidad considerada propia del adepto. 

¿En qué medida pasa esto en nuestros días? 

Un libro extraordinario que conviene seguir leyendo en todo tiempo, para no perder la medida de lo que es un Ser Humano.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

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  • Última modificación de la entrada:julio 21, 2025
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