Mañana y tarde de Jon Fosse. Premio Nobel 2023

Mañana y tarde de Jon Fosse
3.9
(9)

Mañana y tarde de Jon Fosse. originalmente “Morgon og kveld” publicada en 2000. Esta edición supone la recientísima traducción al español de Cristina Gómez-Baggethun y Kirsti Baggethun en octubre 2023.
Editada de forma colegiada entre Nórdica Libros y De Conatus Editorial. Si quieres comprar un ejemplar como el que reseño hoy, te dejo este enlace para Amazon, pero lo puedes encontrar/pedir en cualquier librería.

Hace diecisiete días, se anunció el ganador del Nobel 2023. Diecisiete teniendo en cuenta el día que yo leo y reseño este libro de Jon Fosse. Nunca había leído a este autor. Me tuve que poner en marcha, si para eso sirve esto de darle bombo a los premios, bienvenido sea.

Empiezo a indagar en el autor. Lo que me encuentro, me va gustando e interpelando.

¿Qué ha escrito? ¿Tiene títulos traducidos al español? Resulta que Nórdica Libros, en coedición con De Conatus (que tiene bastante de Fosse en su catálogo) acababan de publicar Mañana y tarde, (fíjate arriba en la fecha de la traducción) una novela que viene del año 2000.

Una vez conocidas algunas reseñas, toca ponerse a leer. Que no me lo cuenten, busco saberlo de primera mano.

Mañana y tarde de Jon Fosse

La novela comienza en una cabaña noruega. Hay una matrona pidiendo agua al padre de la criatura que va a nacer. Por el contexto —esto no se dice literalmente— sabes que estás siendo llevado al primer tercio del siglo pasado: los niños se tienen en casa en vez de en el hospital; los padres ignoran si viene un niño o una niña; la casa ha sido hecha a mano por el padre de la familia; el contexto muy rural, la casa se llama el Islote y se accede en barca por un muelle y forma parte de un entorno aldeano donde las demás familias han contribuido a su asentamiento de igual manera.

Olai y Anna ya tienen una hija: Magda. La niña ya es una púber a la que Olai ha llevado a casa de su hermano porque «era demasiado joven para enterarse de lo que le esperaba de adulta», lo cual de nuevo nos hunde muy en el siglo pasado, ya que cualquier chica de trece años en nuestro tiempo, sabe que los niños no vienen de París. Y más.

El caso es que nace Johannes. El niño llevará el nombre de su abuelo paterno. Así debe ser, piensan, dándote a ver que son muy tradicionales.

Fin del primer capítulo.

Ahora vemos al mismo Johannes levantarse de la cama. Es ya un anciano. Hemos pasado en una página de su primer día a sus últimos. Sabemos que es viudo —su mujer, Erna, ya murió— y pensionista, con lo que rápidamente ubicamos su edad y un tiempo narrativo más nuestro, pues aquello del sistema de pensiones y garantías sociales no era el fuerte de las sociedades a principios del siglo XX.

Johannes sale de casa. Nos va dejando ver cómo es un día en su vida. Uno más, igual que todos, pero distinto a todos. Su paseo por el pueblo es equívoco. Su percepción es confusa. La frontera entre las personas ya fallecidas de su pasado y el presente real que vive están desdibujadas. A través de ensoñaciones que son como un juego de espejos, vamos viendo el epitafio de una vida.

Las personas ya fallecidas de su vida están sin estar. Entran y salen de escena sin motivo lógico. El gran dramaturgo se divierte aquí con la naturaleza no escénica de la novela frente al teatro.

Y esta es una buena aproximación a la novela. Más sería entrar en espóiler. Lo interesante aquí no es la trama, sino el interlineado. Lo que se lee entre líneas.

Estilo de la prosa de Fosse

El conjunto es bastante accesible. No es estándar comercial, eso desde luego, pero es fácil de seguir para cualquier lector: lenguaje sencillo, términos coloquiales.

Pero estándar, no. Por ejemplo, nada más comenzar, te sacude un flujo de conciencia —hay muchos— del padre de Johannes, Olai, que te tiene cinco páginas sin ver un punto y seguido. Esto, a un lector exclusivo de bestsellers le resulta imperdonable. Pero así es como se debe hacer un flujo de conciencia, ¿no? La mente va botando de una a otra idea sin puntos seguidos ni aparte. Sólo al escribir detenemos un poco esa algarabía y un poco, tal vez, al hablar. El diálogo interno es más caótico.

Esto de hacer párrafos eternos está de moda. Muñoz Molina también lo ha explorado —yo creo que ya buscando el récord Guinness— en su último libro. Se lo hemos visto a García Márquez y a otros más antes que a Fosse. Aplicado a flujos de conciencia le veo el sentido, como digo, porque la mente funciona así. Más allá de esa justificación, me podría parecer una pose forzada para separarse de autores comerciales, con propuestas estilísticas más convencionales.

Es un escritor muy musical. Usa unos juegos de palabras que se repiten, saltan, se repiten… que le dan una melodía interna muy agradable al texto:

«piensa, y suelta el cigarrillo y piensa que se va a comer la rebanada entera sin darle más vueltas, piensa, y coge la rebanada y muerde y mastica y bebe café y la rebanada de pan va menguando y por fin Johannes suelta la corteza sobre la mesa, tampoco tiene por qué comerse la corteza, se lo puede permitir, piensa, y coge paquete de tabaco, y se lía otro cigarrillo y coge la cajita de cerillas y se enciende el cigarrillo y con el cigarrillo en la boca y la taza en la mano se acerca al fogón y se sirve otro café y vuelve a sentarse a la mesa»

En el párrafo extraído lo tenemos todo. Lenguaje sencillo, flujo de conciencia brotando ideas, y las palabras cigarrillo, rebanada, corteza, etc. iterándose más cerca de lo que mandan los cánones de la narrativa comercial más ortodoxa.

Mañana y tarde de Jon Fosse

Me gusta mucho la simbología de esta novela. Hay un señuelo —Johannes es marinero—, que una vez lanzado por la borda al mar, inexplicablemente, se niega a hundirse. Si el anzuelo no baja no puedes faenar.

«El mar no te quiere»

Es una gran metáfora. El señuelo que —contra la voluntad de quien lo lanza— ya no sigue la orden ni la función es el perfecto símbolo del cuerpo anciano que ya es incapaz de seguir la voluntad del cerebro que le dice levántate, camina, sube, trabaja, carga peso, o controla tus emanaciones.

Siendo un dramaturgo relevante, su prosa me descoloca. Esperaba tal vez, un uso más convencional del estilo directo, de los diálogos, marcados con su guion largo para delimitar la intervención de cada personaje y con un uso variado y rico de los verbos dicendi. Pero no, los diálogos se narran y se itera permanentemente el dice, dice, dice… que a mí me resulta un poco cansado.

Estructura

Peculiar. Empieza en el capítulo 1 con el nacimiento de Johannes. A la página 25 comienza el capítulo 2, con el Johannes anciano. Verás divisiones nítidas —por relato y por la impresión de páginas— en el trascurso de la narración, pero nunca verás el capítulo 3. Con el dos se termina el libro. Un capítulo de 25 páginas y otro de 75. Fin.

Trasfondo

Muy existencialista. Desde el principio vemos al padre de Johannes, Olai, va a hacerse reflexiones sobre Dios, su existencia, su materialización en Jesús; su omnipresencia y su intención en todas las cosas o no que suceden al hombre en la vida. Cree en Cristo, como personificación de Dios, pero no en la providencia, la preocupación de Dios por hasta el último de nuestros cabellos, etc.

Es una novela trascendental, de acento cristiano. Se reflexiona sobre nuestro papel en el mundo desde que nacemos hasta que morimos. Johannes es un personaje de carne y hueso: raro y bueno, testarudo pero abnegado. Por eso es real, porque tiene cara y cruz, conflictos internos, incoherencias.

Mañana y tarde habla sobre la vejez. Ese periodo en este libro significa despedida. De los que se fueron; del trabajo que ya no puedes hacer; de la vitalidad que ya no te levanta. Te despides de todo menos de tus mejores recuerdos, así que más te vale fabricarte una buena mochila de ellos, parece el exhorto que hace la obra.

«Tenías que desacostumbrarte a la vida»

La vida tiene un valor. Las personas con las que la compartimos son el principal tesoro. No cuenta en el final lo material, sino la gente a la que hemos querido. Este es uno de los mensajes.

Un libro duro, cruel si quieres. No por sí mismo, sino porque refleja la vida, y la vida tiene un desenlace cruel: vejez, soledad, enfermedad y muerte. Pero un libro esperanzado, porque imagina una vida de ultratumba. No caigamos aquí en si Fosse es cristiano o no, si imagina un paraíso ortodoxo o de composición libre.

Dejemos el maniqueísmo a un lado. Imagina el gran sueño de la humanidad: volvernos a ver después, cuando ha caído el telón. Que aquellos que nos precedieron sean nuestro psicopompo. Nuestros maestros de ceremonias.

En definitiva, un autor muy literario. Un autor que quiere hacernos reflexionar sobre la vida, antes que engancharnos a una trama con mucha acción. Una novelita breve para contar el primer y el último día de una persona en el mundo. No te estoy haciendo espóiler, es que este libro no va de saber qué pasa después o no, sino de las reflexiones que podamos hacer a partir de él. Si eres un lector de los que gusta pensar y deliberar sobre lo que propone el autor, este libro y este autor te gustarán. Pero sin esa premisa, no.

Mañana y tarde de Jon Fosse es un buen título. Condensa lo que encontramos en el libro: la mañana de nuestras vidas, nuestro nacimiento y el ocaso de las mismas, la muerte, —aquí una Pascua—, hacia una realidad ignota, pero sobre la que cargamos grandes esperanzas.

No me ha deslumbrado Fosse, pero me ha gustado. Las expectativas con esto de los premios tienden a inflar las previsiones antes de leer y luego es casi peor, porque esperamos demasiado. Yo sí creo que hay un buen prosista en el noruego, aunque su gran perfil es el de dramaturgo.

Una reflexión sencilla por estilo y profunda por mensaje. Un pensamiento sobre la vida de una persona cualquiera, como tú o como yo. La novela —muy cortita— cuenta el primer y el último día de la vida de una persona. Nos hace reflexionar sobre de dónde venimos, a dónde vamos y qué es lo importante entre un punto y otro.

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Alvaro

Con el tiempo y el acúmulo nuevas lecturas, se va olvidando lo que vamos leyendo. Me parece que escribir sobre ello me ayudará a recordar mejor cada pequeña o gran historia que lea. Si de paso las pongo en común contigo y te puedo animar a leer o no un libro, me parece más útil que unas notas guardadas en un cajón como un ermitaño de tinta. De qué va y qué me ha parecido, sin más vuelo ni pretensiones. No son reseñas de entendido, sino de lector a lector.

Esta entrada tiene 3 comentarios

  1. Joaquin Lorente

    Acabo de leerla en un club de lectura. Me identifico en los comentarios y extractos de la obra que comentas. Desde la perspectiva de mi edad, 72 años, la TARDE es lo más próximo, puedo entender ese último dia evocando recuerdos de vivos y muertos, ese mapa de recuerdos del cuál han desaparecido numerosos conocidos, amigos y familiares, el tránsito entre la.mañana y la tarde, en la vida real es tan corto cómo refleja Fosse, qué bien lo describe y qué duro se siente. Esa metáfora del sedal que tan bien explicas, nos acompaña hacia un final, en el que intuimos alguna esperanza sobre lo que le espera más allá del mar “Alli está todo lo que te gusta y no está lo que no te gusta”, aunque sigue presente el “piensa” de Olai ,pendiente del nacimiento de su hijo: “cuándo llegue la hora se descompondrá y volverá a la nada de la que salió, de la nada a la nada, ese es el curso de la vida”.

    1. Alvaro

      Mil gracias por tu comentario, Joaquim. Efectivamente, el tránsito vital y la velocidad a la que viaja es apabullante.

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